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Channel: El blog del marketing y el vino
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Hay eventos de vino que no son aburridos

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Una de las críticas recurrentes que recibe el sector vinícola es su incapacidad para desarrollar propuestas de comunicación atractivas que atraigan a nuevos consumidores al vino. Aunque las campañas de publicidad y de comunicación no son las únicas estrategias para potenciar el consumo de vino, nadie puede dudar de su capacidad para acercar este producto al consumidor final. Por eso, las bodegas deberían esforzarse en desarrollar estrategias alternativas de marketing y comunicación que favorezcan la generación de experiencias positivas en torno al consumo de vino. En este post te presento dos reflexiones en torno a los eventos del sector vinícola como herramienta de comunicación.

Imagen-Sala-Evento-Vino
Sala del Evento #wineandtwitsdecine
Hay una expresión inglesa que refleja muy bien la estrategia de comunicación que siguen muchas bodegas a la hora de comunicar el vino: “preaching to the choir”, y que se utiliza para describir una situación en la que alguien trata de convencer a otro de algo de lo que ya está convencido. De hecho, en la mayoría de catas y presentaciones que hacen muchas bodegas para promocionar sus vinos, los asistentes suelen ser personas ya introducidas en el sector, desde profesionales a aficionados, y que consumen vino habitualmente. El problema reside en que este tipo de eventos no permite atraer a nuevos consumidores ni "rejuvenecer" el mercado vinícola. Es más, en muchos casos, los consumidores no avezados que acuden a este tipo de eventos suelen salir espantados.

A pesar de ello, considero que la estrategia de comunicación mediante eventos sigue siendo perfectamente válida, siempre y cuando se deje en manos de profesionales de marketing y de la organización de eventos y cuándo en los mismos se transmita una propuesta de valor que haga del consumo de vino algo placentero.

En este sentido, el pasado fin de semana pasado tuve la ocasión de asistir a un evento de este tipo y  experimentar, personalmente, una de esas formas de comunicación Actuando de forma conjunta, Wineandtwits y Producciones GDP organizaron el #wineandtwitsdecine, una cena maridada con los vinos de la Bodega Vicente Gandía y cuyo hilo argumental fue el cine. El evento se desarrolló con la colaboración del departamento de eventos de Pueblo Acantilado Suites, un hotel situado en la costa alicantina.

El evento-cena comenzó con una introducción en la que de forma desenfadada Marichel López (Wineandtwits) y un responsable de Producciones GDP nos hablaron sobre algunas escenas de películas en las que el vino es el protagonista. En una gran pantalla y en diferentes televisiones repartidas por la sala pudimos ver dichas escenas. Tras la introducción se pasó a una cena armonizada con cinco vinos de la Bodega Vicente Gandia (el cava El Miracle Brut y cuatro vinos de la D.O. Alicante: el blanco Puerto de Alicante, el rosado Music Miracle y los tintos Puerto de Alicante y Art Miracle). El postre estuve armonizado con un sexto vino Moscatel también de la D.O. Alicante, pero que no pertenece a la bodega.

Cada vino iba precedido de una pequeña introducción a cargo de Cintia Torres (Wineandtwits), en las que de una forma amena se nos invitaba a descubrir los aromas, las sensaciones y, sobre todo, el placer que evoca el consumo del vino. Ni se emplearon términos complejos ni un vocabulario que no pudiera entenderse. No se trataba de un examen sino de descubrir de forma lúdica y divertida cada uno de los vinos que íbamos probando.

A dicha cena-evento debieron asistir unas 40 personas aproximadamente. Yo diría que, salvo unos pocos, la mayoría de ellos no eran expertos catadores ni tenían relación alguna con el sector vinícola. Simplemente se trataba de parejas jóvenes (cosa que me sorprendió) y de parejas no tan jóvenes que, junto con algunos grupos de amigos, querían pasar un buen rato y disfrutar de una velada agradable. Estoy seguro que en el futuro todas ellas guardarán un grato recuerdo sobre el evento. En torno al mundo del vino, y en un espacio físico envidiable, han vivido una experiencia de consumo positiva y favorable.

¿Qué reflexiones hago sobre dicho evento? Desde mi punto de vista hay dos lecciones básicas que toda bodega debería aprender:
  1. Existe una forma de comunicar el vino e iniciar a la gente en su consumo donde prima el pasarlo bien y disfrutar. Es posible comunicar el vino y su cultura mediante eventos que trasladan la idea de que el consumo de vino puede ser algo fácil, divertido y placentero.
  2. Los aspectos relacionados con la comunicación y el desarrollo de eventos en torno al mundo del vino hay que dejarlos en manos de profesionales. Como siempre recuerda Javier de la Torre: “la gente de marketing sabe más de vino que la gente de vino sabe de marketing”. Si tu bodega no tiene el tamaño suficiente como para contar con un departamento de marketing propio subcontrata esta actividad a una agencia o profesional especializados en gestión de eventos.
¿Por qué pienso que ésta es la forma correcta de comunicar el vino? Porque si lo haces fácil, te entiende todo el mundo, incluido el experto. Pero si lo haces complicado sólo te entiende el experto, y el no iniciado va a salir corriendo. Los profesionales del marketing y de la gestión conocen las claves que pueden convertir un evento en una experiencia satisfactoria que genere un recuerdo positivo asociado al consumo de vino. Sin duda alguna, esa debiera ser la propuesta de valor sobre la que pivote la estrategia de marketing y de comunicación de cualquier bodega.

Un saludo,
Ricardo


Tipos de uva: Algo más que una opción

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España se convirtió el año pasado en el primer productor de vino del mundo. Con una producción que supera con creces la demanda interna la exportación es la vía emprendida por muchas bodegas, que ven en el mercado exterior una oportunidad de negocio que no pueden dejar escapar. Sin embargo, ni siquiera los mercados internacionales pueden absorber de forma continua esta producción, por lo que puede que sea el momento de plantear alternativas estratégicas de futuro para el sector. Algunas de ellas tienen que ver con algo tan básico como el tipo de uva a cultivar.
Imagen-Varietales-Uva-Mas-Cultivadas
Fuente: http://winefolly.com/update/top-wine-varieties/
El pasado mes de marzo la consultora internacional Rabobank publicó un interesante informe (Industry Note nº 428) titulado “La Mancha in the Middle” en el que se analiza la situación del sector vinícola en España y, especialmente, la situación en Castilla La Mancha.

Este informe pone el acento en cómo el proceso de reestructuración del viñedo emprendido en los últimos años ha facilitado la salida de los productores menos competitivos del mercado pero también la mejora de la eficiencia de los que han permanecido, lo que en última instancia ha supuesto que el volumen de producción aumente de forma constante.

De hecho, España se convirtió el año pasado en el primer productor mundial de vino y mosto, con más de 50 millones de hectolitros (según las últimas estimaciones 52,6 millones de hl.). Buena "culpa" del espectacular aumento de la producción en 2013 con relación a 2012 la tiene Castilla la Mancha, que ha pasado de una producción de 19 a 31,2 millones de hectolitros (un 64% más). Es muy probable que ésta sea la razón por la que el informe de Rabobank, aplicable al vino español en su conjunto, ponga el acento en la situación particular de Castilla la Mancha.

Aunque esta noticia es tremendamente positiva tiene dos implicaciones no tan buenas: 
  • Por un lado, cabe destacar que el precio medio es el más bajo del mundo (o uno de los más bajos) en prácticamente todos los tipos de vino. El promedio general de 1,42 euros por litro sólo supera al de Sudáfrica (que produce, sobre todo, graneles a bajo precio).  
  • Por otro lado, la salida natural de este tremendo excedente es la exportación, tanto a la Unión Europea como a terceros países, por lo que cabría preguntarse si esta situación es sostenible en el largo plazo.

Las dos alternativas estratégicas propuestas por Rabobank


Ante este dilema, el Informe de Rabobank plantea dos alternativas estratégicas que, sin ser excluyentes, tienen sus ventajas e inconvenientes.
  • Aumentar la producción de varietales internacionales con gran aceptación en el mercado (por ejemplo, Cabernet Sauvignon o Merlot). Esta alternativa, que es la emprendida desde hace algunos años por algunos viticultores con diferente suerte, se fundamenta en el mayor reconocimiento y atractivo que tiene estas varietales en algunos mercados internacionales, como por ejemplo Estados Unidos. Optar por esta alternativa permitiría afrontar mejor los procesos de comercialización en estos mercados.
  • Potenciar el prestigio e imagen de alguna variedad tradicional española. Probablemente, la uva mejor posicionada para actuar como bandera del vino español es la variedad Tempranillo, que de hecho está avalada por el éxito de Rioja en los mercados internacionales. Esta opción propone hacer de esta uva un icono, tal y como han hecho, por ejemplo, con la Malbec en Mendoza (Argentina).
Dada la enorme superficie cultivable ambas opciones pueden ser válidas e, incluso, perfectamente compatibles. Sin entrar a valorar cuestiones técnicas relacionadas con la potencial adaptación de las cepas a las particularidades de nuestra geografía, alguien totalmente enfocado al marketing y al mercado debería ahondar en la defensa de la primera opción. Su razonamiento sería algo así como: “Si el mercado pide variedades de uva que aquí no tenemos habrá que traerlas y cultivarlas”. Se supone que esa es la esencia del marketing, ¿no?: darle al consumidor lo que quiere. Lógicamente, ese proceso no es tan fácil y tiene una derivación negativa. Desde un punto de vista estratégico, producir y exportar estas varietales provocaría que el vino español entrara a competir directamente con los productores del Nuevo Mundo (Chile, Australia, Argentina y Sudáfrica), con potenciales menores costes de producción, lo que ahondaría todavía más en alguno de los problemas actuales (el bajo precio).

En cuanto a la alternativa de potenciar la imagen, reputación y prestigio de alguna varietal tradicional, esta opción tampoco está exenta de dificultades, dado que requiere importantes esfuerzos en comunicación para posicionar adecuadamente esta uva y los vinos producidos con la misma. Además, esta alternativa podría incluso llevarnos a pensar que se está nadando contra corriente, luchando contra el propio mercado. Todo lo que el marketing te dice que no hay que hacer. Sin embargo, si la industria vitivinícola española es capaz de poner en valor su carácter diferencial basado precisamente en esta varietal tradicional se estará dando el primer paso para construir una ventaja competitiva difícilmente imitable. Además, esta estrategia permitiría dotar de mayor valor añadido al vino español y competir en un segmento de calidad.

Como puedes ver, cada alternativa tiene sus ventajas y sus inconvenientes, por lo que no es posible decantarse por ninguna de las dos opciones ni descartar alguna de ellas. De hecho, ambas opciones son compatibles y a nivel microeconómico cada productor, cada cooperativa y cada bodega optará por la alternativa que considere más adecuada.

Personalmente, si tuviera que elegir una de las dos, no sabría por qué opción decantarme. Por eso, me quedo con una reflexión final que se hace en el propio informe. En el mismo se señala que para conseguir el éxito es importante construir marcas fuertes en los mercados internacionales, algo de lo que ya hemos hablado en este blog en alguna entrada anterior. Sea cual sea la opción escogida por las bodegas es importante estar presente en la mente del consumidor con marcas fuertes y bien posicionadas en el mercado, lo que puede ser incluso más importante que la propia uva con la que se ha elaborado el vino. 

Un saludo,
Ricardo

PD: Si te ha gustado el artículo te agradecería que lo compartieses en las redes sociales (sí, mediante esos botones tan feos que nos propone Blogger). ¡Muchas gracias!

Vega Sicilia tira 10 millones de euros a la basura

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Estas últimas semanas la Bodega Vega Sicilia ha saltado a los medios de comunicación por una decisión empresarial impactante: va a retirar del mercado 500.000 botellas de vino de sus referencias Pintia 2009 y Alión 2010. Si estimamos un precio medio de venta de 20 euros por botella estamos hablando de que la empresa ha renunciado a unos potenciales ingresos de 10 millones de euros. Las cuestiones que deberíamos plantearnos son: ¿por qué lo ha hecho? ¿los ha tirado a la basura?

Imagen-Etiquetas-Pintia-Alion

La bodega Vega Sicilia es una de las más admiradas, tanto a nivel nacional como internacional, por la calidad y el prestigio de sus vinos. Esta bodega, que el año pasado se vio envuelta en una polémica familiar por el control de la empresa más propia de la serie Falcon Crest que de otra cosa, tomó hace unas semanas una decisión que no ha dejado indiferente a nadie: retirar del mercado 500.000 botellas de Pintia de la añada de 2009 (muchas de ellas ya vendidas) y de Alion de la añada de 2010 (a la que no se le va a dar salida) debido a la turbidez del vino. Según nos cuentan en el diario El Mundo el origen del problema puede estar en la prueba de un nuevo producto para la clarificación del vino.

Cabe recordar que esta bodega tomó una decisión similar en el año 1999, cuando retiró una partida de su Valbuena de 1994 que estaba contaminada por la aparición del Tricloroanisol (el temido TCA, que provoca un olor a moho o cartón mojado en el vino). En ese caso, la bodega dio la opción a los clientes de devolverles el dinero o de cambiar las botellas por Valbuena de 1995 al año siguiente.
  
En un ejercicio de transparencia pocas veces conocido en la industria vinícola la bodega Vega Sicilia no ha tenido reparos, una vez más, en hacer público el problema. De hecho, el propio Pablo Álvarez (consejero delegado de la bodega) ha escrito una carta a sus clientes en la que presenta sus excusas por la retirada del Pintia (que es el que ya estaba vendido) y ofrece la posibilidad de sustituir dichas botellas por otras de 2008 o de la siguiente añada de 2010. 

La noticia ha hecho correr ríos de tinta de medios de comunicación, blogs y foros especializados en el sector vinícola. Personalmente, considero que para hacer un análisis de este hecho debemos considerar tres dimensiones: la técnica, la económica y la de marketing.

1. La dimensión técnica.


La cuestión más importante desde el punto de vista técnico es ¿se pudo evitar? Sinceramente, no te puedo dar una respuesta clara. Parece que el problema ha sido originado por la utilización de un nuevo producto para clarificar el vino. No me imagino a la bodega utilizando un producto no testado y entiendo que el problema no se pudo ni siquiera anticipar. La propia bodega reconoce que el año pasado ya observaron altos niveles de sedimento que han derivado en un exceso de antocianos. Aunque no se haya podido corregir el problema, el hecho cierto es que un vino con esas características no supera el umbral de calidad de la marca y esa es la razón por la que no se comercializa. En cualquier sistema de calidad, cuando se detecta un problema, el producto que no cumple con los estándares exigidos por la marca o la empresa se retira. Desde un punto de vista técnico se ha identificado un problema y se ha actuado en consecuencia. Lo que toca ahora es poner los medios para evitar que el problema se repita en el futuro.

2. La dimensión económica.


Tomando como referencia los precios de mercado aproximados del Pintia de 2008 (que vale unos 30 euros) y el Alion de 2009 Reserva (que vale unos 40 euros) y asumiendo un precio mínimo de venta de la bodega al distribuidor de 20 euros, la retirada de 500.000 botellas supone que la bodega ha dejado de facturar un mínimo de 10 millones de euros

Imagen-Precios-Vino-Alion-PintiaDado que la facturación de Vega Sicilia se estima entre 23 y 44 millones de euros, la retirada de estas botellas del mercado puede tener un impacto de entre el 25% y el 50% del total de la facturación. En los tiempos que corren, ¿quién puede asumir renunciar a dicha facturación? Sólo una bodega que tiene un firme compromiso con la calidad de sus vinos y que no está dispuesta a dañar la reputación de sus marcas.

Además, desde una dimensión exclusivamente económica, retirar parte de la oferta del mercado podría suponer un aumento de los precios de las otras referencias de la bodega. Al haber menos oferta, la empresa o algunos distribuidores podrían verse tentados a subir el precio de venta de las existencias en bodega o tienda, cosa que solo es posible si la demanda no se ve afectada.

3. La dimensión de marketing.


Evidentemente, la decisión de la empresa de retirar estas partidas que no cumplen con los estándares de calidad de la bodega busca no dañar el prestigio y la imagen de marca de estos vinos. Un producto que no cumple con las expectativas del cliente terminará dañando la reputación y la retirada de estas botellas busca preservar dicha reputación. ¿Recuerdas cuando hablábamos de reputación de marcas de vinos en una entrada anterior? Bueno, pues esto es un claro ejemplo de cómo construir (preservar) la reputación de una marca. Aunque en el corto plazo el balance económico es negativo, a largo plazo se apuesta por mantener el prestigio y la imagen de marca como garantes de la facturación futura de la empresa.

La retirada de estas botellas del mercado (algunas de las cuales ya estaban vendidas y/o comprometidas) supone un duro golpe para la empresa pero también para sus clientes, que no van a poder disfrutar de dichos vinos. En el caso de los vinos ya vendidos, la bodega debe explicar a sus clientes las razones por las que no se les va a servir el producto (y lo ha hecho por carta). La mayoría lo entenderá y tomará esta decisión como algo inevitable. En el lado positivo, cabe pensar que la admiración y la reputación de la marca podrían incluso crecer como consecuencia de esta decisión.

Lógicamente, una empresa que renuncia a facturar 10 millones de euros buscará exprimir este hecho por todas las vías posibles. Aunque las malas lenguas (y así lo pude leer en varias conversaciones al respecto en algún foro) hablan de que la bodega podría intentar dar salida a dichas botellas por otros canales, e incluso algunos se atrevían a vaticinar que se trata de una decisión premeditada para aumentar la expectación frente a futuras añadas, nadie duda del impacto negativo que desde el punto de vista económico supone en el corto plazo esta decisión. A mi entender, una bodega firmemente comprometida con la calidad y que tiene sus vinos posicionados en el extremo más alto del mercado no podía tomar otro tipo de decisión.

Un saludo,
Ricardo

El poder de la prensa escrita y el vino

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Parece que en la era de internet cualquier estrategia de comunicación que no lleve aparejadas siglas como SEO, SEM, Lead o RRSS está fuera de lugar. Sin embargo, uno no tiene más que coger la prensa escrita, tanto de tirada nacional como regional, para observar que todavía hay muchas bodegas que confían este medio tan tradicional, pero no menos efectivo, para anunciar y publicitar sus vinos. Con este post quiero reivindicar que en pleno siglo XXI la prensa tradicional todavía tiene recorrido, aunque no sepamos durante cuánto tiempo.

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Promoción de Bodegas Bocopa en el Diario Información

Hace unos meses vi un anuncio en un autobús sobre el Congreso de Redes Sociales, Internet y Marketing On Line que se celebró en Alicante el año pasado. Sinceramente, me llamó la atención ver un anuncio de un congreso sobre el mundo 2.0 en un autobús. Sin embargo, lo que a priori puede sorprender, constituye un buen ejemplo de que lejos de ser antagónicos los medios de comunicación online y offline se pueden complementar perfectamente.

Cabe recordar que en toda estrategia de comunicación de una bodega la planificación de medios depende en gran medida del tipo de vino que se comercializa y del mercado objetivo al que se dirige la bodega. No es lo mismo un vino de 50 euros dirigido a un consumidor de elevado poder adquisitivo que un vino de 2 euros que se vende en un supermercado. Lógicamente, los medios de comunicación y soportes a emplear por dos bodegas que comercialicen esos dos vinos serán diferentes. Por eso, es importante que cuando una bodega se plantea una acción de comunicación considere todos los medios de comunicación y soportes disponibles, incluida también la prensa escrita. De hecho, te recomiendo este post de Aitor Jaraiz en el que analiza la presencia de algunas bodegas en la prensa nacional.

La acción de Bodegas Bocopa y el Diario Información


La bodega alicantina Bocopa llevó a cabo hace unas semanas una acción de comunicación sorprendente. Utilizando como soporte el Diario Información, el diario más vendido y leído de la provincia de Alicante, lanzó una promoción por la que el comprador del periódico podía hacerse con una pequeña botella de 200 mililitros de su Marina Espumante Brut por un pequeño suplemento de 0,30 euros.

Acostumbrado a que junto a los diarios pueda encontrar desde abanicos a coleccionables de rutas en bicicleta publiqué un mensaje en Twitter en el que me hacía eco de dicha promoción. Pues bien, todavía me sorprendió mucho más el pequeño debate surgido al respecto, y en el que algunos tuiteros me hacían ver que el quiosco no es el canal adecuado para la venta de vino. También he de decir que muchos otros coincidían conmigo en lo acertado de dicha acción promocional.

Con relación a este tema me gustaría hacer cuatro observaciones:
  • La acción desarrollada por Bodegas Bocopa entra dentro de su estrategia comunicación, y no de distribución. Se trata de una acción promocional en toda regla. Yo mismo soy de la opinión de que un quiosco de prensa no es el canal de venta adecuado para el vino, pero es que el objetivo de esta acción no es vender vino, sino darlo a conocer y promocionarlo. Aunque el comprador del diario deba pagar un precio de 30 céntimos, está claro que se trata de un precio simbólico, muy por debajo del valor de mercado de este vino, que oscila entre los 2,5 y 3,5 euros según el establecimiento. 
    Imagen-Precio-Marina-Alta-Espumante
  • La acción promocional se desarrolló el 13 de abril, Domingo de Ramos, justo al inicio de las vacaciones de Semana Santa. La provincia de Alicante es un destino turístico de primer orden, receptora de turistas españoles (muchos de los cuales tienen aquí su segunda residencia) y extranjeros. Puede que no todos compren la prensa local, pero muchos turistas nacionales acostumbran a comprar algún diario local en sus vacaciones. Por eso, considero que esta acción promocional es también una forma de dar a conocer este vino a los turistas. Una vez conocido el vino, pueden tener la tentación de pedirlo en algún restaurante o comprarlo en alguna tienda especializada o en una gran superficie, y que son los canales habituales para este producto.
  • Puede que la prensa escrita esté en declive con relación a las nuevas tecnologías de la información y la comunicación, pero hoy por hoy no se puede despreciar la capacidad de comunicación y el alcance de este medio. Bodegas Bocopa, que elabora determinados vinos dirigidos a un perfil de consumidor en concreto, así lo ha entendido y por eso utiliza de forma acertada este vehículo de comunicación.
  • Con relación a la efectividad de esta acción de comunicación sólo la propia bodega conoce las cifras de pedidos de vino posteriores a la misma. Además, es evidente que esta acción comercial también habrá tenido una repercusión sobre el nivel de notoriedad y el conocimiento de la marca. Dado que no dispongo de dicha información me quedo con una proxy: los tres quiosqueros con los que he hablado coinciden en que la promoción fue un éxito y que ese diario se vendió mejor que cualquier otro domingo.


Nadie duda de que Internet, las redes sociales, los smartphones y, en general, todo aquello que lleva una etiqueta 2.0 ó 3.0 están de moda y pueden resultar tremendamente efectivos. Sin embargo, a veces parece como si el marketing hubiera dejado de lado las herramientas y los medios de comunicación tradicionales en favor de los nuevos instrumentos digitales. Por eso, es bueno recordar de vez en cuando que, aunque puedan parecer en declive, el tirón de medios como la prensa tradicional escrita no puede ser despreciado por el sector vinícola. Eso sí, como te decía al principio del post, tampoco sabemos hasta cuándo.

Un saludo,
Ricardo   



Se vende tienda de vinos

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Recientemente, en la web de Tecnovino se ha colgado un anuncio sobre la venta de una tienda de vinos física y online. Con un entorno comercial caracterizado por una situación económica complicada, la disminución en el consumo de vino y una elevada competencia entre establecimientos minoristas de venta de vino, adquirir esta tienda puede convertirse en un auténtico desafío. Si aun así estuvieras dispuesto a asumir el reto,¿cuál sería el principal desafío de marketing que deberías abordar como dueño del establecimiento?

Imagen-Se-Vende-Tienda-Vino
Fuente: www.tecnovino.com
El auto empleo se ha convertido en una de las salidas laborales en tiempos de crisis. Convertirse en emprendedor y ser dueño de tu propia empresa es una forma de sortear las dificultades del mercado laboral actual. Alternativamente, comprar un negocio que ya está en marcha puede ser una opción. En concreto, la oportunidad de negocio que se ofrece en la web de Tecnovino es adquirir un establecimiento dedicado a la venta de vino, tanto en su versión física (montada en 2005) como virtual (desarrollada en 2006). El anuncio indica como causa de la venta una justificación un tanto ambigua: “el desgaste”. La verdad es que he tenido la tentación de llamar al teléfono de contacto que se proporciona para conocer algo más sobre el establecimiento y los motivos de la venta, pero te dejo a ti esa libertad.

Una de las reflexiones que ha suscitado en mí el anuncio es el futuro de la distribución de vinos en nuestro país. Básicamente, una bodega puede hacer llegar su vino al consumidor a través de dos vías:
  • El canal restauración, y que habitualmente se denomina como canal HORECA (acrónimo de HOteles, REstaurantes y CAfeterías)
  • El canal minorista, es decir, el vino que se vende directamente al consumidor final, ya sea a través de un establecimiento físico o a través de una tienda online (en cualquiera de las múltiples opciones que se presentan y que comentamos en un post anterior). 

Imagen-Tienda-Vino
Dentro de la venta a través de un intermediarios con establecimiento comercial (brick and mortarretailer) tenemos las grandes cadenas de distribución (en sus múltiples formatos, ya sean cadenas de supermercados como Mercadona, cadenas de hipermercados como Carrefour o, incluso, establecimientos más especializados como el Club del Gourmet de El Corte Inglés) y los pequeños establecimientos especializados independientes (ya sea una pequeña bodega de toda la vida o, en un formato comercial más actual, una moderna vinoteca).

Resultando bastante amplia esta taxonomía de canales de distribución, numerosos estudios académicos han demostrado que existe cierto solapamiento entre los diferentes formatos comerciales, en el sentido de que la mayoría de consumidores utilizan varios de ellos de forma alternativa. Según la ocasión, el producto buscado, el presupuesto o el tiempo disponible, el consumidor acude unas veces a comprar vino a una superficie especializada, mientras que en otras ocasiones el mismo consumidor compra en una pequeña vinoteca especializada de su barrio. Probablemente, la tienda de vinos que se vende es uno de estos pequeños comercios especializados.

Ventajas e inconvenientes de la compra en un comercio especializado de vinos


Entre las ventajas de comprar en un establecimiento especializado señalaría las siguientes:

  • Aunque depende del tipo de establecimiento, la compra en una pequeña tienda te permitirá dar con un verdadero amante de los vinos que te podrá brindar un buen asesoramiento en el proceso de decisión de compra. Todo lo que se pueda decir aquí ya lo ha dicho antes Lorenzo Ginés en su post “Señoras y señores, charlen con su tendero de vinos”, así que directamente te remito a él. 
  • Puedes acceder a un surtido de vinos que no siempre encuentras en grandes superficies. Muchas veces, este tipo de comercio es el elegido por bodegas con una producción limitada o que no tienen la capacidad de acceder a la gran distribución, por lo que en estos establecimientos puedes encontrar multitud de referencias de bodegas repartidas por toda la geografía nacional que buscan llegar a consumidor final a través de este canal.
  • Contribuyes a la economía local. Sin entrar en el debate sobre la contribución al PIB y al empleo de los diferentes formatos comerciales, comprando en este tipo de establecimientos contribuyes al sostenimiento de la economía local y al dinamismo comercial y urbano de los barrios y ciudades. 

Entre los inconvenientes de comprar en estos establecimientos cabe destacar los siguientes:
  • Aunque no imposible, este tipo de establecimientos no suelen comercializar las marcas de vino más conocidas o con más tirón comercial y que se distribuyen, casi exclusivamente, en grandes cadenas de distribución. Además, en muchos casos, estos establecimientos apuestan más por el margen que por la rotación, por lo que suele ser difícil encontrar vinos de primer precio. No obstante, si quieres uno de estos vinos estoy casi seguro que en cualquier vinoteca que entres te ofrecerán una alternativa de similar calidad a un precio también muy competitivo. 
  • Los precios del vino es estos establecimientos suelen ser más elevados que en la gran distribución. Más que un inconveniente, creo que en el caso del vino esto es una creencia. El consumidor suele pensar que la gran distribución tiene la capacidad de ofrecer precios más bajos porque trabaja con volúmenes mayores y existe una mayor rotación. Además, muchas grandes superficies trabajan directamente con las bodegas, por lo que obtienen un precio más reducido que los establecimientos minoristas, que suelen ser derivados por las propias bodegas a mayoristas o distribuidores locales. No obstante, creo que no existen en la literatura especializada análisis rigurosos que comparen los márgenes del vino entre formatos comerciales (o, al menos, yo no los he encontrado). El principal problema es que para poder realizar esta comparativa entre los márgenes del vino en la gran distribución y los pequeños establecimientos el surtido de vinos debería el mismo (se deberían comercializar las mismas referencias) y el nivel de servicios ofrecidos similar, y muchas veces esto no es así.  

Existen muchas más ventajas e inconvenientes de comprar en estos establecimientos, tantas como consumidores. Factores adicionales relacionados con la localización o facilidad de acceso al establecimiento, servicios añadidos, etc. decantan la decisión de compra del consumidor por  uno u otro establecimiento. De hecho, la decisión sobre el tipo de establecimiento elegido para comprar el vino recae única y exclusivamente en el consumidor, que incluso en la actualidad se decanta muchas veces por comprar el vino cómodamente desde su casa a través de internet.

En cualquier caso, si hay que destacar un factor por encima de los demás señalaría al precio del vino, que en la actualidad se erige como uno de los factores determinantes del proceso de decisión de compra para muchos consumidores. Por eso, y respondiendo a la pregunta que te hacía al principio este post, entiendo que una de los primeros retos de marketing a tomar por el futuro dueño del establecimiento que se vende debe ser ofrecer una propuesta de valor que justifique que el consumidor acuda a su establecimiento y no a una gran superficie comercial. Desde ofrecer referencias que no se encuentren en grandes superficies a ofertar la posibilidad de degustar los vinos antes de comprarlos, el futuro dueño del establecimiento debe esforzarse en diseñar una propuesta de valor que evite que el consumidor se limite a comparar los precios de los vinos con las ofertas que pueda encontrar en internet o en otros establecimientos. Ese es el principal reto de marketing al que se enfrenta el futuro dueño del establecimiento.

Un saludo,
Ricardo

El vino rosado, un gran olvidado

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Un informe publicado por la plataforma Global Wine &Spirits pronostica un importante crecimiento de las ventas de vinos espumosos y rosados en Estados Unidos para los próximos años. En España, aunque los vinos espumosos adquieren gran protagonismo en Navidad, los vinos rosados constituyen todavía uno de los grandes olvidados por parte del consumidor. Quizás es el momento de reivindicar y poner en valor este tipo de vinos.

Imagen-Vinos-Rosados

Todavía recuerdo como hace tiempo, con bastantes años menos, disfrutaba cuando iba con mis amigos a los restaurantes italianos y pedíamos un vino muy de moda por entonces: el Lambrusco. No sé si era el precio, el gusto ligeramente dulzón o la temperatura de servicio, pero fue uno de los vinos con los que me inicié en el consumo de este producto. El Lambruscoes el nombre genérico de un vino de la zona del norte de Italia conocida como Emilia-Romagna, y hace referencia a un tipo de vino espumoso, suave, que se puede encontrar en rosado, blanco o tinto. Al consumirse normalmente refrigerado resulta muy fácil y agradable de beber. De hecho, hace un par de décadas se convirtió en uno de los vinos preferidos de los jóvenes españoles, sobre todo el rosado. Sin entrar a valorar la calidad de este vino de origen italiano, una parte del sector vinícola español se mostró bastante a disgusto con esta popularidad, bien porque suponía la introducción en el mercado de un vino de origen no nacional, bien porque al igual que sucede con otras bebidas dirigidas al mercado de los bebedores de vino que no les gusta el vino (tintos de verano, sangrías, etc.), los más puristas no consideran a esta bebida un “verdadero” vino. 

Aunque no necesariamente vinculado con el vino Lambrusco, el estudio publicado por Global Wine & Spirits pronostica un crecimiento de más del 25% para los vinos espumosos en Estados Unidos entre 2012 y 2016 (el doble que el incremento previsto para el consumo de vino global (12,16%) pero, todavía más interesante, pone el acento en el espectacular incremento de los vinos rosados en ese país en los últimos años. 
Imagen-Consumo-Vino-EEUU
Fuente: Global Wine & Spirits

Por ejemplo, las ventas de vinos rosados importados de más de 12 euros/botella aumentaron en 2012 un 28% en volumen y un 23% en valor, lo que contrasta con el modesto crecimiento global del mercado del 1,8 % en volumen y 4,8% en valor.

Imagen-Importación-Vinos-Rosados-EEUU
Fuente: Global Wine & Spirits
Además, un dato realmente interesante es que un cuarto del total de ventas de vinos rosados en 2012 fueron dirigidas a personas jóvenes (entre 21 y 34 años), y en mayor medida a mujeres que a hombres.

Por supuesto, sin caer en los estereotipos habituales de vinos para hombres y vinos para mujeres, vinos para jóvenes o vinos para adultos, estos datos ponen de manifiesto la apetencia de estos dos segmentos de mercado por este tipo de vinos.

En el caso de España (ver gráfico adjunto), el vino rosado representa el 4,71% de los vinos consumidos con D.O. en términos de volumen entre 2010 y 2013, mientras que este porcentaje aumenta hasta el 10,94% en el caso de los vinos de mesa sin D.O. Por su parte, los vinos espumosos cuentan con una cuota del mercado de alrededor del 6,12% en volumen, cifra que aumenta hasta el 12,87% si lo consideramos en términos de valor (Fuente, MAGRAMA).

Imagen-Consumo-Vino-España
Fuente: Elaboración propia a partir de datos del MAGRAMA
Aunque llevo varios días pensando en ello, no he sido capaz de encontrar las razones por las que el consumidor le da la espalda a este tipo de vinos. Supongo que estos vinos son asociados a una menor calidad y recuerdan a la antigua práctica, prohibida por la legislación actual, de mezclar vinos tintos y blancos para obtener el tradicional clarete. Todo ello, sin olvidar la demonización que una pequeña parte del sector vinícola ejerce sobre este tipo de vinos.

La elaboración de vinos espumosos queda circunscrita, casi exclusivamente, a los productores de cava y algunos elaboradores de vinos de aguja que apuestan por vinos con D.O. Sin embargo, un dato interesante es que la contribución de los vinos rosados al consumo global viene principalmente de la mano de vinos sin D.O. De hecho, los vinos rosados sólo suponen el 4,71% de los vinos con D.O., mientras que su participación en los vinos de mesa sin D.O. es del 10,94%. Por eso, y dado que muchas bodegas presentan entre su cartera de productos alguna referencia de vinos rosados, es importante que las mismas sigan la senda emprendida por las bodegas que apuestan por elaborar vinos rosados de calidad, por lo que el recorrido de estos vinos debe realizarse de la mano de las D.O.

Ahora que se acercan el verano y el calor, y dado que la temperatura de servicio de estos vinos (entre 9 y 12 grados) es algo menor que la de los tintos, quizás es el momento de reivindicar y potenciar el consumo de los vinos rosados. Pueden constituir una alternativa más para los consumidores que buscan iniciarse en el mundo del vino.

Un saludo,
Ricardo


PD: Si quieres aprender algo más sobre la elaboración del vino rosado puedes leer este post y el artículo de este enlace de Wines from Spain.

Una colección de vinos para fidelizar

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Convertir el deseo de comprar en una necesidad, en un impulso incontrolable, constituye uno de los objetivos más ocultos de las grandes corporaciones multinacionales, y para alcanzarlo utilizan todas las estrategias de marketing posibles. Sin embargo, por muchas connotaciones negativas que pueda tener el marketing en la actualidad, recuerda que su finalidad no es que compremos aquello que no necesitamos, si bien es cierto que existen algunas estrategias que pueden llevarnos a convertir el deseo de comprar en un impulso que se escapa de la lógica o de la razón. Estas estrategias también son aplicables en el sector vinícola.

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Colección de vinos de Christian Audigier
La fidelización del consumidor es uno de los grandes objetivos del marketing relacional en la actualidad. Básicamente, la fidelización se consigue cuando el cliente repite la compra de un mismo producto o cuando compra otros productos ofertados por la misma empresa. Cuando una bodega te ha vendido un vino una primera vez, la fidelización ocurre cuando vuelves a comprar el mismo vino o cuando compras otro de los vinos de la bodega. Evidentemente, ambas alternativas son perfectamente compatibles.

Una de las formas más naturales de lograr la fidelización es a través de las colecciones. Cualquiera que tenga dentro de su entorno social niños en edad escolar sabe lo que es un coleccionable. Ya sean los cromos de la liga de fútbol, las cartas de los Pokémon, los gogos o las peonzas, los fabricantes de este tipo de productos llevan a cabo una estrategia de marketing que busca la recompra a través de una colección. El objetivo último que se traslada al niño es que “debe completar la colección". No se busca vender un producto de forma aislada, sino vender el conjunto de productos que componen la colección. La compra de uno de ellos despierta en él el deseo de seguir comprando el resto de productos que conforman la colección.

¿Es posible aplicar una estrategia similar en el sector vinícola?


Evidentemente, las colecciones dirigidas al público infantil tienen características distintivas que no son extrapolables al sector vinícola. Sin embargo, las bodegas pueden aplicar una serie de estrategias orientadas a favorecer la venta conjunta de los diferentes vinos que componen su cartera de productos. De hecho, algunas bodegas utilizan estrategias de marca que buscan establecer una relación entre su oferta de vinos, con la esperanza de que la venta de uno de ellos incentive también la venta del resto. Dentro de estas estrategias destacaría las dos siguientes.

1. La estrategia “clásica”


He denominado a esta estrategia como “clásica” por ser la más tradicional y comúnmente aplicada. Muchas bodegas que comercializan vino en el mercado tienen dentro de su cartera de productos algunos que, compartiendo una marca comercial, se diferencian en el tiempo de envejecimiento. Por ejemplo, en el caso de la Bodegas Lan, que comercializa vino registrado bajo la marca comercial LAN, la bodega ofrece al consumidor 5 vinos que comparten dicha marca con pequeños matices: Tres vinos “básicos”: LAN Crianza, LAN Reserva y LAN Gran Reserva, cuya diferencia estriba en el tiempo de envejecimiento; y dos vinos “especiales”: el LAN D-12 (de su famoso depósito número 12) y LAN a Mano (vendimiado de forma manual).

Imagen-Vinos-Lan
Fuente: www.bodegaslan.com
Estos vinos tienen características diferentes que buscan llegar a distintos segmentos del mercado, pero incluso es posible que un mismo consumidor sea potencial bebedor de todos esos vinos: El razonamiento sería algo así como: “compro el Lan Crianza (el más económico) y, si me gusta, compro el reserva o, incluso, el D-12”. La compra de un vino y la satisfacción con el mismo es la que impulsa al consumidor a seguir comprando no sólo el mismo vino, sino el resto de vino que componen la cartera de productos.

2. La estrategia “moderna”


Aunque la estrategia clásica sigue estando plenamente vigente y es perfectamente válida, desde la irrupción de las modernas técnicas de marketing en el sector vinícola, vengo observando como algunas bodegas se afanan en diseñar una estrategia con relación a su cartera de productos que busca una mayor vinculación entre los vinos que la componen.

Quizás, uno de los ejemplos pioneros en este campo se dio en el año 2008 con la empresa de Washington Wines of Substance, que lanzó al mercado una especie de tabla periódica del vino. La idea es que a partir del nombre de la variedad de uva y su posible equivalencia en formato “químico” dieron nombre a sus vinos, construyendo una imagen de marca única y distintiva que establece un vínculo entre el conjunto de vinos que la empresa ofrece al mercado. Por ejemplo, el Chardonnay es Ch, el Cabernet Sauvignon queda representado por Cs, el Syrah por Sy o Merlot por Me, y así sucesivamente hasta una treintena de variedades (aunque no todas son comercializadas).

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Vinos de Wines of Substance
En el caso español, uno de los ejemplos más llamativos en los últimos años es el de Vintae , que a través de su proyecto Matsu en la D.O. Toro propone los vinos: El Pícaro, el Recio y el Viejo. Estos tres vinos, junto con el Matsu 2009, no habrían conseguido la dimensión que han adquirido en los últimos años si no fuera por la importante vinculación existente entre el nombre elegidos por los vinos pero, sobre todo, por la correlación existente en la presentación visual de los vinos a través de las etiquetas.
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Vinos de Matsu
Claramente, los tres vinos conforman una colección que busca que el comprador de uno de esos vinos “quiera seguir bebiendo los otros tres vinos de la colección”. De hecho, el propietario de una pequeña vinoteca de Alicante me confesaba hace un par de semanas que es muy habitual que los clientes adquieran los tres vinos en una sola compra. ¿Comprarían esos mismos clientes en una sola compra el Crianza, Reserva y Gran Reserva de LAN?

Finalmente, un proyecto en la misma línea es el representado por Siete Pasos y sus vinos El Figura, El Prenda, La Fresca, El importante y La Lianta, El Religioso y El Chinín. Uno de los aspectos más interesantes de esta estrategia es que Siete Pasos no elabora los vinos, sino que son bodegas como Viñedos de Aldeanueva u Hostaler quienes embotellaron los vinos del lanzamiento que, inicialmente, fueron 'El Figura' (vino joven) y 'El Prenda' (crianza) dirigidos a un público joven y con un precio de venta entre 2 y 3 euros.

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Vinos de Siete Pasos
En la actualidad, nadie pone en duda la importancia de la elección del nombre y del diseño de la etiqueta de un vino. Los ejemplos anteriores ponen de manifiesto que cuando esta decisión se planifica adecuadamente es posible crear un vínculo entre los diferentes vinos que componen la cartera de productos de la bodega. Creando un nexo de unión, una historia, se puede incentivar la venta conjunta de los vinos que componen la oferta de la bodega. Esa es la base de una colección.

Un saludo,
Ricardo







Original técnica para presentar el vino

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El producto vino en marketing queda conformado por una serie de factores intrínsecos (el propio vino, tipo de uva, grado de acidez, etc.) y una serie de factores extrínsecos (la marca, D.O., el envase, la etiqueta, etc.) que permiten a las bodegas ofrecer una propuesta de valor al consumidor final. Dentro de los factores extrínsecos, destaca la cada vez mayor importancia que las bodegas otorgan al diseño de sus envases y etiquetas, puesto que en algunos casos constituyen la primera toma de contacto del consumidor con el vino. En este post te voy a presentar una técnica industrial que ofrece nuevas y múltiples posibilidades en el diseño del envase y etiquetado del vino: la serigrafía en vidrio.



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Botella del vino Yllera 5.5
Hay una frase típica en marketing que dice: “es en el punto de venta donde el producto se la juega”. Esta regla, no siempre aplicable a los productos de experiencia como el vino, pone de manifiesto la importancia que tiene la presentación del producto en el punto de venta para resultar atractivo y lograr captar la atención del consumidor. De nada sirve que el vino sea muy bueno, tenga medallas en los concursos internacionales o haya obtenido buenas puntuaciones en las principales guías de vino si al final pasa desapercibido a los ojos del consumidor y su rotación en las estanterías del establecimiento es muy baja.

Por eso, y dada la gran influencia que tienen los envases del vino en el proceso de decisión de compra, muchas bodegas han realizado importantes esfuerzos en innovación, tanto en el propio envase como en la apariencia de las etiquetas, hasta el punto de que es posible establecer diferentes tendencias en el diseño del etiquetado de los vinos según la configuración de los aspectos visuales de las etiquetas y de los propios envases del vino.

Aunque no son mi lugar preferido para comprar, siempre que acudo a un hipermercado o supermercado suelo pasarme por la sección de vinos para mantenerme al día y observar las principales novedades que los bodegueros lanzan al mercado en este aspecto. El sistema de venta utilizado en estos establecimientos, el libre servicio, los hace especialmente útiles para este menester, ya que acentúa todavía más la importancia de los envases y etiquetas de los vinos. Mientras que una vinoteca es fácil dejarse llevar por las recomendaciones del propietario o vendedor, la ausencia de personal especializado en supermercados e hipermercados hace que el aspecto visual del envase y de la etiqueta adquiera gran importancia en el proceso de decisión de compra.

Desde hace unos meses vengo observando una nueva tendencia en el proceso de etiquetado de los vinos, sobre todo de vinos jóvenes y, especialmente, blancos y rosados, que utilizan la técnica de la serigrafía en vidrio para lograr un aspecto visual moderno e innovador en los vinos. Esta técnica de impresión permite dotar al vino de una notoriedad e imagen únicas.

Ventajas e inconvenientes de la de la serigrafía en vidrio


La técnica del serigrafiado en vidrio no es nueva en el sector vinícola y seguro que más de una vez has visto una copa de vino o un catavinos sergirafiados con el logo de una bodega. De hecho, su uso por parte de las bodegas es habitual como material de comunicación, ya sea para catas, ferias o presentaciones, e incluso para crear packs de regalo (por ejemplo, la típica caja que contiene una botella y una par de copas de vino). 

Imagen-Serigrafía-Catavinos
Ejemplo de catavinos serigrafiados
En cualquier caso, las posibilidades que brinda el serigrafiado del propio envase del vino, de la botella, son enormes tanto desde un punto de vista técnico como comercial y de marketing. A tal efecto, y dado que los conocía a través de su perfil en Twitter desde el departamento comercial de Vitriglass (www.vitriglass.es), una de las principales empresas que se dedica a la serigrafía industrial, así como a la decoración y distribución de vidrio y cristal, me ayudaron a identificar las ventajas de esta técnica de impresión: 
  1. Ventajas en el diseño: la serigrafía en vidrio hace posible que los envases tengan una mayor superficie impresa, lo que otorga ventajas a la hora de insertar material gráfico relacionado con la marca.
  2. Limpieza a la hora de ver los contenidos: la serigrafía solo se imprime en las zonas visibles dejando como fondo cristal y dando una vista mucho más elegante que el etiquetado convencional.
  3. Resistencia mecánica: durante el proceso de horneado la tinta serigrafía pasa a formar parte del cuerpo del vidrio por medio de un proceso de vitrificación, siendo duradera y resistente al agua, roces y cambios de temperatura. Probablemente éste es uno de los puntos fuertes de esta técnica, y la convierte especialmente útil para vinos blancos, rosados o espumosos, que se sirven a menor temperatura y muchas veces lo hacen en una cubitera.
  4. Notoriedad y exclusividad: la serigrafía permite que el envase destaque ante los envases de los competidores, aportando cierta exclusividad frente al etiquetado tradicional.
  5. Acabados: Las posibilidades técnicas de la serigrafía en vidrio son muy elevadas (tiradas reducidas, tintas oro y plata, recubrimientos, mateados de cualquier color, barnices brillantes, relieves, etc.) lo que lo hace especialmente apta para cualquier tipo de bodega, independientemente de sus necesidades.

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Botella del vino Momentos de Ferrara

Entre los inconvenientes de la serigrafía en vidrio señalaría los siguientes:
  1. No todos los vinos la admiten. Con esto me refiero a que una botella serigrafiada en vidrio transmite una determinada imagen y posicionamiento al consumidor que no es el que buscan todos los vinos. Aunque podría darse el caso, no me imagino, por ejemplo, un vino Gran Reserva de una D.O. clásica como Rioja con una botella serigrafiada. Este tipo de presentación es adecuada para vinos que buscan transmitir una imagen moderna, contemporánea, urbana, juvenil, etc. Esos son los valores asociados a este tipo de diseño y sólo las bodegas que quieran dotar a sus vinos de este tipo de valores deberían usar esta técnica.
  2. El coste. Aunque en la actualidad los costes de la serigrafía en vidrio son muy competitivos, todavía son mayores que los del etiquetado convencional, por lo que para tiradas muy reducidas o para situaciones en las que los márgenes están muy ajustados, quizás no sea la solución más económica. 
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Botella del vino Vizconde de Santa Clara
Muchas veces te he hablado en este blog de la importancia de los envases y las etiquetas del vino a la hora de configurar la imagen que la bodega quiere trasladar al mercado. De hecho, existen incluso varias tendencias en este ámbito. A partir de ahora, habrá que añadir las posibilidades de la serigrafía en vidrio, y que en los últimos tiempos se ha convertido en una alternativa más para dotar a los vinos de una imagen única que facilite que el vino y su marca sean reconocidos en el mercado.

Un saludo,
Ricardo



PD: Agradezco a la empresa Vitriglass su colaboración en este post y haberme proporcionado las imágenes que lo ilustran.

Luces y sombras en las exportaciones de vino

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Recientemente, el OEMV ha dado a conocer los datos relativos a las exportaciones de vino del primer trimestre del año 2014. Los datos presentados continúan la senda positiva que marca la evolución de las exportaciones españolas de vino en los últimos años, destacando el buen comportamiento de las exportaciones en valor de los vinos con Denominación de Origen, tanto tranquilos como de cavas, con crecimientos del 1,8% y del 10,3% respectivamente. No obstante, aunque los datos reflejan que en términos de volumen sigue la recuperación de las exportaciones (más de litros de vino exportados), los precios medios muestran una tendencia a la baja. Además, esconden algún otro dato que invita a la reflexión.

Imagen-Empresas-Exportadoras-Vino
Perfil de la empresa exportadora española. Año 2013. – www.oemv.es
En este blog te he comentado muchas veces la importancia que tienen las exportaciones de vino para las bodegas españolas. Cada vez son más las bodegas que venden vino al exterior para tratar de dar salida a un excedente de vino que el mercado interno no es capaz de absorber.

Según un reciente informe del ICEX del que se ha hecho eco el OEMV, durante el año 2013 un total de 3.921 empresas llevaron a cabo actividades relacionadas con la exportación de vino por un valor de 2.548,4 millones de euros.

Aunque el dinamismo de las exportaciones de vino en los últimos años se ha atribuido muchas veces a la necesidad de contrarrestar la reciente crisis económica, si se analiza la evolución del número de bodegas exportadoras y el valor de las exportaciones en los últimos años se observa como la evolución positiva de dichas magnitudes se viene registrando, casi de forma ininterrumpida, desde el año 2000. Aunque son datos que invitan al optimismo, un análisis detallado de este informe me ha hecho reflexionar sobre algunos datos que han llamado poderosamente mi atención.
  • En primer lugar, cabe destacar el elevado número de bodegas que exportan. De hecho, si tenemos en cuenta los datos del Directorio Central de Empresas (DIRCE) del Instituto Nacional de Estadística (INE), que reflejan la existencia en 2012 de 4.077 bodegas en España, las 3.921 bodegas exportadoras suponen el 96,17% del total de bodegas españolas. Sin poner en duda la veracidad de este dato, la cifra me ha parecido muy elevada, ya que supone que casi todas las bodegas españolas venden vino en el extranjero.
  • En segundo lugar, como se observa en el gráfico que ilustra esta entrada, desde el año 2000 (que hubo 1.249 empresas que exportaron vino por valor de 1.244 millones de euros) hasta el año 2013 (que hubo 3.921 bodegas que exportaron vino por valor de 2.548,4 millones de euros) el número de bodegas exportadoras ha crecido un 215% mientras que el valor de las exportaciones “sólo” ha crecido un 104%. Comparativamente ha crecido más el número de bodegas exportadoras que la facturación global, lo que implica que el volumen de exportación medio por bodega ha caído. De hecho, mientras que en el año 2000 cada bodega exportadora vendía fuera una media de un millón de euros, en el año 2013 el volumen medio de exportación por bodega ronda los 650.000 euros, lo que supone un 35% menos.
  • En tercer lugar, y derivado de los dos puntos anteriores, los datos expuestos en el informe evidencian que la actividad exportadora ha dejado de ser algo exclusivo de las bodegas grandes, y que incluso las de menor dimensión venden vino en los mercados internacionales. Aunque esto es algo positivo, los datos indican que en 2013 el 57,5% de las empresas exportaron vino por valor inferior a los 25.000 € cada una. Ello implica que el 57,5% de empresas representan únicamente el 0,5% del volumen total de exportaciones. Por el contrario, el 70% del total de las exportaciones de vino en valor es realizado por el 2,4% de las bodegas exportadoras que, con una media superior a los 5 millones de euros de venta por empresa, suman tan solo 94 empresas. Aunque son muchas las empresas que exportan vino, apenas un centenar de bodegas representan el 70% del volumen total de exportaciones.
Nadie pone en duda la importancia de las exportaciones para el sector vinícola español. Sin embargo, la evolución de los datos en los últimos años y la excesiva concentración de las exportaciones en apenas un centenar de bodegas pone de manifiesto que los datos hay que manejarlos con cautela. Acometer la actividad exportadora requiere de un adecuado proceso de planificación y, aunque cada vez hay más empresas que exportan vino, el volumen medio de exportación por bodegas es un 35% menor que en el año 2000. Si a ello le añadimos que el precio medio del litro de vino exportado no deja de caer, la proyección para los próximos años (con una cosecha histórica como la del año pasado) no es demasiado optimista.

Por eso, considero que esta vocación claramente exportadora debería ir acompañada de medidas que busquen aumentar el precio medio de venta, lo que sin duda debe hacerse de la mano de las Denominaciones de Origen y, sobre todo, mediante la construcción de marcas fuertes y de prestigio, que se manifiestan como uno de los principales valedoras de las exportaciones.

Finalmente, una reflexión adicional. Tengo la sensación de que el elevado número de bodegas exportadoras, que muchas veces venden vino en el extranjero por escaso valor, pone de manifiesto que muchas bodegas han tirado la toalla con el mercado interno. Parece como si las bodegas estuvieran dando de lado al mercado interno que definitivamente se da por perdido. Sin duda alguna, también habría que trabajar en esta dirección.

Un saludo,
Ricardo

Vinos de altos vuelos

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La compañía aérea de los Emiratos Árabes Etihad Airways, una de las más lujosas del mundo, ha anunciado este mes que ha incluido un vino español (el Terras Gauda 2013) en su carta de vinos de primera clase. Aparte de un negocio, compartir esta carta junto a otros grandes vinos internacionales otorga a la bodega Terras Gauda una proyección e imagen que desde el punto de vista del marketing es difícil de estimar. En este post nos adentramos en el negocio de los vinos que se sirven en los aviones. Bienvenido a bordo!

Imagen-Comida-y-Vino-Avion
Fuente: http://blog.uvinum.es/vino-pedir-avion-1152801
El grupo Terras Gauda, constituido por las Bodegas Terras Gauda, Viñedos y Bodegas Pittacum y Quinta Sardonia, ha tenido siempre como objetivo la elaboración de vinos de máxima calidad, buscando trasladar al mercado una imagen y posicionamiento que le permitan alcanzar un determinado segmento de mercado. En esta línea, desde hace unos años ha emprendido un proceso de expansión internacional que le ha llevado a colocar sus vinos en las cartas de los más prestigiosos restaurantes de los cinco continentes. Haber conseguido que una de las líneas aéreas más lujosas del mundo incluya uno de sus vinos en su carta refuerza, todavía más, la imagen de calidad que se busca para la marca.

Próximas la vacaciones de verano, igual te estás planteando coger el avión para hacer algún viaje. Es probable que casi todas las aerolíneas que consideres ofrezcan un servicio a bordo (en algunos casos de pago y otros de forma gratuita) en el que puedas consumir vino. Aunque no sea un canal prioritario de venta, muchas bodegas han encontrado en este negocio una opción alternativa para dar a conocer sus vinos a los millones de viajeros que cada año utilizan este medio de transporte. De hecho, cada cierto tiempo los medios de comunicación se hacen eco de cómo algunas bodegas llegan a acuerdos con distintas aerolíneas para ofrecer sus vinos en sus aviones. Por ejemplo, la aerolínea asiática Cathay Pacific (que opera unos 70.000 vuelos y transporta más de 70 millones de pasajeros al año) escogió el año pasado el vino ‘Melior’de Matarromera para los pasajeros de clase ‘Business’ para sus vuelos de larga distancia. Por su parte, la compañía Fly Emirates, radicada en Dubái, ha apostado por un vino Rioja Contador de la añada 2009 para sus clientes de primera clase, siendo el único vino español que será ofrecido 

Imagen-Premios-BT-Cellars-2013La importancia de este negocio es tal que incluso existen unos premios que se otorgan anualmente sobre los mejores vinos y las mejores compañías aéreas que ofrecen vino a bordo. Se trata de los premios que concede la revista Business Traveller desde 1985 y que, bajo el título de Cellars in the Sky (bodegas en el cielo), premian a los mejores vinos servidos por aerolíneas de todo el mundo. De hecho, el pasado mes de febrero se dieron a conocer los premios de 2013 que, en la categoría Best Overall Wine Cellar concedieron la medalla de oro a la aerolínea Qantas, la medalla de plata a Emirates y la de bronce, de forma compartida, a las aerolíneas El-Al y Cathay Pacific. En este enlace, puedes ver el listado completo de los diferentes vinos premiados en las distintas categorías. 

Tal y como explica el "Chief Sommelier" de Lufthansa, Markus Del Monego, un aspecto curioso del vino consumido en los aviones es que "el saber de vinos que funciona en tierra firme no funciona igual en un avión a 10.000 metros de altura". Fundamentalmente, la baja humedad en las cabinas de vuelo hace que el vino pierda algunos de sus atributos distintivos, afectando a nuestra capacidad para percibir las cualidades organolépticas del vino, y privándolo de su sabor y aroma característico, hasta el punto de que no todos los vinos son aptos para ser bebidos a bordo de un avión. Según apuntan en el blog de Uvinum, los vinos que mejor percibimos son los bajos en taninos y los muy afrutados.

Además, un aspecto interesante de este negocio es el proceso de selección de los vinos por parte de las aerolíneas, dónde en algunos casos se suelen llevar a cabo protocolos muy exigentes. Por ejemplo, la empresa Delta Airlines ha contado en numerosas ocasiones con los servicios de la master sommelier Andrea Robinson para la selección de los vinos que componen su carta, que ha llegado a catar 1.600 referencias de todo el mundo para realizar una selección de tan sólo 22 vinos. Además, las cartas de vinos de las aerolíneas son renovadas cada cierto tiempo e, incluso, se suelen realizar selecciones puntuales para determinadas épocas del año. Por ejemplo, Iberia seleccionó para las pasadas vacaciones navideñas 11 vinos para su Bodega Business Plus, entre los que destacan referencias como Cosme Palacio Crianza 2009 (Rioja), Protos Tinto Fino 2011 (Ribera del Duero) o Viña Mayor Fermentado en Barrica (Blanco, Rueda). En febrero volvió a cambiar algunas de dichas referencias.

Ya sabes, la próxima vez que subas a un avión piensa que, a parte de un negocio (por ejemplo Lufthansa sirve unas 900.000 botellas de vino cada año mientras que Delta sirve aproximadamente 1,5 millones de botellas), estar en la carta de vinos de una compañía aérea es también un escaparate para las bodegas por el que pasan millones de viajeros cada año. ¿Serás tú el próximo?

Un saludo,
Ricardo



Los nuevos clubs de vino tienen forma de Box

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Generar relaciones a largo plazo con los clientes en la base del marketing relacional. Muchas bodegas utilizan diferentes estrategias de marketing para lograr fidelizar al consumidor e incrementar la frecuencia y el volumen de compra de vino. En esta línea, en este blog te he hablado de cómo alguna bodega busca la fidelización a través de las colecciones de vinos o de cómo se utiliza un programa de acumulación de puntos para incentivar la frecuencia de compra. En este post voy a abordar el caso de los clubs de vino, en los que algunas plataformas online comienzan a popularizar una nueva forma de comprar vino en la que, sorprendentemente, el cliente no elige el vino.
Imagen-Boxpremier

Seguro que has oído hablar alguna vez del Círculo de Lectores. Básicamente, la dinámica de funcionamiento de este club es la creación de una revista en la que se incluye una selección de libros (incluye también DVD y CD) y que se edita siete veces al año. La revista se envía a los miembros del Círculo (que también pueden acceder a su versión online) de forma que los mismos se comprometen a comprar un libro, CD o producto multimedia de cada revista durante los dos primeros años.

La dinámica de funcionamiento de los Clubs de Vino que operan en el sector vinícola desde hace algunos años es muy similar. Tratando de generar un mayor vínculo con sus clientes, algunos intermediarios han puesto en funcionamiento clubs de vino en los que, con algún matiz diferenciador, se elabora un catálogo de referencias de vinos (de diferentes Denominaciones de Origen y bodegas), de forma que el cliente se compromete a comprar alguno de los vinos que componen el surtido seleccionado con una periodicidad determinada.

En los últimos años, ha comenzado a popularizarse una variante de los tradicionales clubs de vino. Se trata de las cajas de suscripción periódica o Box, en las que mediante el pago de una cantidad de dinero al mes el cliente recibe en su casa una determinada selección de vinos previamente escogidas. Tal y como indican desde la web www.fandebox.com, la suscripción a cajas sorpresas se ha convertido en toda una cultura en España, pudiendo encontrar cajas de suscripción de todo tipo: de cosméticos, de productos para bebés o para mascotas, gastronomía etc. Veamos algunos ejemplos relacionados con el vino.

El caso de Enolobox


En la actualidad es el proyecto estrella de la plataforma Todovino.com (creada en el año 2000 por Gonzalo Verdera). Básicamente, el funcionamiento de Enolobox consiste en que el cliente se suscribe y recibe cada mes una caja con tres vinos sorpresa a un precio de 21 euros (lo que supone un descuento mínimo del 30% frente a su precio habitual) más gastos de envío (Península 3,90€ y Baleares y Canarias 9,90€). Además, el cliente recibe una ficha que explica los motivos para juntar los tres productos en una misma caja, aparte de información sobre cada vino. Uno de los puntos fuertes del proyecto es que se busca la implicación del cliente, que puede participar con sus impresiones en el panel de opinión mediante unas encuestas online. 

Imagen-Logo-Enolobox
En este club no hay compromiso de compra, de forma que si un mes el cliente no desea recibir la caja no tiene más que manifestarlo. Eso sí, la opción por defecto es que la caja se envía. Sólo si el cliente dice que no, entonces la caja no se envía.

El caso de Wine is Social


Esta iniciativa surge de la mano de un grupo de conocidos personajes del mundo del vino como Ferran Centelles, Raúl Igual o Cristina Alcalá (entre otros). Una de las características diferenciales de wine is social es que se invita a los socios a rellenar un test que clasifica al usuario dentro de diferentes perfiles de cata (determinados con distintas formas geométricas y colores), lo que permite personalizar la selección de vinos enviados para ajustarse más a las preferencias del cliente.

Este club tiene diferentes planes de precios que permiten enviar una caja con dos vinos distintos (plan Básico, por 19,99 euros al mes), dos cajas con 4 vinos distintos (plan Descubridor, por 39,98 euros al mes) o 3 cajas con 6 vinos distintos (plan Gran catador, por 59,97 euros al mes). Todos los planes incluyen los gastos de envío y junto con la caja se envía una ficha didáctica coleccionable.

El caso de Boxpremier


Esta iniciativa surge de la mano de www.vinopremier.com. En este caso, los socios reciben cada mes 3 vinos seleccionados por su sumiller en una caja edición especial por 25 euros, gastos de envío incluidos. El cliente de Boxpremier puede suscribirse por 1, 3 ó 12 meses, de forma que las suscripciones anuales tienen un mes de descuento. 


Con más o menos similitudes, el objetivo de estos clubs de vinos es claro: favorecer una relación a largo plazo con el cliente. Además, uno de los puntos más interesantes de estos clubs de vino es su propuesta básica:olvídate de tener que elegir el vino. Simplemente, pagas y recibes una selección de vinos de determinadas bodegas. Con estas cajas, el proceso de decisión de compra de vino se simplifica al máximo, y ya no tienes que fijarte ni en las puntuaciones de las guías de vino, ni en las medallas conseguidas en concursos internacionales, ni en la calificación de la añada por parte del Consejo Regulador. Todo eso lo hace por ti el equipo de sumilleres del club y tú sólo debes confiar en su buen criterio.

Además, la mayoría de clubs permiten suspender el envío de los vinos de un determinado mes. Si la selección de vinos no se ajusta a tus preferencias personales (en el caso de wine is social se busca minimizar este efecto con el perfil de cata) o si estás fuera por trabajo o vacaciones no hay obligación de compra. Eso sí, recuerda que la opción por defecto suele ser que la caja se envía, por lo que es responsabilidad del cliente comunicar el no envío de la caja cuando no le interesen los vinos elegidos.

Sin duda alguna, este sistema de compra-venta de vino supone una forma de conocer nuevos vinos muy interesante para el consumidor no iniciado, ya que facilita al máximo el proceso de decisión de compra. Sin embargo, esta simplificación es también su principal debilidad. Aprender a elegir el vino que te gusta y que quieres comprar debe formar parte también de tu cultura vinícola.

Un saludo,
Ricardo


La distribución mayorista de vino

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Al margen de la distribución directa de vino, las bodegas pueden hacer llegar el vino al consumidor final a través de dos canales: el canal HORECA (acrónimo de hoteles, restaurantes y cafeterías) y el canal minorista, formado por aquellos intermediarios que venden vino directamente al consumidor final (desde pequeños comercios especializados a grandes cadenas de distribución pasando por los intermediarios que venden vino por internet). Dentro de esta estructura, un eslabón de la cadena de distribución de vino que frecuentemente pasa desapercibido para el gran público es el canal mayorista, que adquiere especial relevancia tanto en el suministro de vino para el canal HORECA como para los pequeños comercios especializados. En este post, nos vamos a acercar a este tipo de intermediarios de la mano de uno de los grandes: la cadena Makro.

Imagen-Establecimiento-Makro
Fuente: www.makro.es
La cadena Makro funciona bajo el concepto cash & carry, un modelo de negocio basado en el autoservicio de venta al por mayor de alimentos y bebidas, y centra su modelo de negocio en el cliente HORECA. Aprovechando que tengo contacto a través de LinkedIn con un responsable de la sección de vino de Makro, Ignacio Larrauri, e innovando en la forma en la que habitualmente te cuento las cosas en este blog, le he pasado un pequeño cuestionario que nos permiten conocer un poco más la dinámica de funcionamiento de este tipo de establecimientos. Aquí tienes el resultado.

P. ¿Me podrías hablar un poco de la historia de Makro y cual es el sector de actividad en el que opera?

R. Makro es un distribuidor mayorista dedicado principalmente al cliente HORECA aunque también cuenta con secciones dedicadas a otros campos profesionales.

Imagen-Responsable-Vino-Makro
Ignacio Larrauri (jefe de sección bodega en Makro) 
P. Dentro de la sección de bebidas, ¿cómo se está comportando la sección de vinos?

R. Desde que se inició el Proyecto Vinos en Makro, la sección ha experimentado cambios importantes como, la introducción de la figura del Sommelier en cada Centro y la ampliación del surtido local, nacional e internacional. La sección  ha  ganando importancia en nuestro negocio, siendo en estos momentos una de las secciones prioritarias para la Compañía y nuestros clientes.  

P. ¿Podrías describir, de forma resumida, cual es el perfil mayoritario de los clientes que compran vino en Makro?

R. El cliente principal de la sección de vinos de Makro es el cliente HORECA, aunque también está presente el de tienda especializada o bien el cliente semi profesional, procedente de empresas de otros sectores, que quiere acogerse a los beneficios de comprar el vino en Makro por amplitud de surtido y con muy buena RCP (Relación Calidad Precio).

P. En general, ¿cómo ves la formación en el ámbito de la cultura vinícola de vuestros clientes?

R. Cada vez mucho mejor. Nuestros clientes profesionales de hostelería y su cliente final, tiene cada día más claro lo que quieren  y como lo quiere, en cuanto al tipo de vino que quiere adquirir. Además hay menos miedo a experimentar con nuevos vinos, procedentes de nuevas zonas de producción.

P. Aunque sé que es muy difícil reducirlo sólo a una variable, si tuvieras que responder con un único atributo, ¿en qué se fija sobre todo vuestro cliente a la hora de elegir un vino?

R. Uno de los aspectos que más le pesa a nuestro cliente es la relación calidad-precio del propio vino que está adquiriendo. Otro público muy determinado se deja guiar también por las marcas más consolidadas o incluso por zona de producción o tiempo de envejecimiento.

P. Aproximadamente, en un establecimiento tipo, ¿cuántas referencias de vino tenéis dentro de vuestra oferta? ¿Con cuántas Denominaciones de Origen trabajáis en la sección de vinos?

R. En nuestra sección de bodega podemos encontrar prácticamente todas las Denominaciones de Origen de España, además contamos  con un importante surtido internacional; Vinos procedentes de Francia, Italia, Alemania, así como los países del nuevo mundo como Chile, Argentina, USA, Australia… Nuestra oferta podríamos decir que es una de la más amplia del mercado con más de 1.200 referencias.

P. ¿Existe una oferta diferenciada de vinos en función de la ubicación física del establecimiento, priorizando, por ejemplo, las DO vinícolas del entorno o Comunidad Autónoma en la que se ubica el centro?

R. Makro dispone de 37 centros de negocio extendidos por todo el territorio nacional. Una de las prioridades del Nuevo Modelo de Negocio es la de fomentar el consumo de productos locales.
En nuestro caso, contamos con un amplio surtido de productos locales, muy desarrollado sobre todo en vinos y cavas de la Comunidad Valenciana.

Por ello, y por la gran demanda que genera, cuentan con una y profundidad de surtido así como gran exposición.

P. ¿Lleváis a cabo acciones de colaboración con bodegas o D.O. para promocionar en vuestros establecimientos determinadas referencias o marcas?

R. Se establecen acciones promocionales con todos nuestros proveedores, cuyas referencias y precios resultan interesantes para nuestro cliente, normalmente en descuento final en precio y que están presentes en todos los periódicos de oferta quincenal. Además se realizan monográficos dedicados al vino en especial.

La colaboración de Makro con las bodegas de las diferentes D.O. del país es continuada, por lo que están presentes en todos nuestros periódicos de oferta.

Imagen-Seccion-Bodega-Makro
Imagen de la sección de bodega en Makro
P. En Makro, ¿prestáis servicios añadidos en la sección de vinos (por ejemplo, ayuda en la confección de la carta de vinos o cursos de formación)? ¿Cuáles?

R. Una de nuestras funciones es la de ayudar al hostelero, por ello, y entre otras funciones, realizamos la elaboración de la carta de vino, dependiendo del tipo de establecimiento y oferta gastronómica.
También se realizan sesiones de formación al cliente, así como su plantilla del vino y el correcto servicio al cliente.

Además realizamos actividades de maridaje en el propio establecimiento del cliente.

P. ¿Cómo crees que ha afectado la crisis económica al sector vinícola en general y a vuestro establecimiento en particular?

R. La crisis afecta a todos los sectores alimentarios, no obstante esa tendencia no se ha manifestado en nuestra sección de vinos. Gracias al trabajo del excepcional equipo de la sección de vinos de la Compañía, se están obteniendo muy buenos resultados.

P. ¿Qué futuro piensas que le espera al sector vinícola en los próximos años?

R. Un gran futuro, cada vez se están realizando mejores elaboraciones en todas las regiones de España, lo que supondrá un mayor consumo de vino español.

Conclusiones


El canal mayorista, que pone en relación a las bodegas con el canal HORECA y con los pequeños distribuidores al por menor, tiene un papel fundamental en la distribución de vino. Especialmente, y dado que en la actualidad existen muchas voces críticas sobre el tratamiento que se la da al vino en la restauración, el papel de estos intermediarios en aspectos como la formación de los restauradores o en la colaboración para el diseño y configuración de las cartas de vinos no puede ser despreciado. Sin duda alguna, el conjunto del sector vinícola lo necesita.

Un saludo,
Ricardo

No sé si me gusta ese vino

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Hace unos días cenaba con unos amigos y uno de ellos llevó un vino que no conocía. El primero que lo probó lo valoró de forma positiva, y así lo hizo el segundo e incluso el tercero. El cuarto veredicto era el mío y, a pesar de que no estaba muy convencido del vino, emití un juicio favorable (eso sí, con matices). No sé si fue por no desmerecer a mi amigo el detalle de haber llevado el vino o porque no quería generar una polémica innecesaria en torno a la diferencia existente entre la calidad de un vino y el gusto personal del usuario, pero el hecho es que emití un juicio sobre el vino que no se correspondía exactamente con lo que pensaba. Unos cuantos días después, y afortunadamente para mi autoestima, veo que no estoy solo.

Imagen-Cellar-Tracker
Fuente: www.cellartracker.com
Todavía recuerdo un truco que me comentaba el dueño de un restaurante de playa hace años: “siempre coloco en las mesas un par de carteles de reserva. La gente los ve y piensa: si hay reservas es que el restaurante es bueno. Así siempre capto un par de mesas más”. El argumento que subyace en dicho truco es que el comensal sin experiencia previa en el restaurante se apoya en aquellas evidencias que disminuyen el riesgo de su decisión, ya que si hay carteles de reserva piensa que son de gente que tiene intención de ir porque sabe que el sitio merece la pena. Con el vino pasa algo similar. Antes de comprar un vino que no conocemos nos apoyamos en aquellas evidencias que facilitan nuestra decisión: D.O., marca, bodega, puntuación en guías, premios o medallas en concursos, etc. Si el vino tiene medallas o sale bien parado en las guías de vino inferimos que probablemente el vino será bueno.

Estos argumentos funcionan relativamente bien cuando tomamos una decisión antes de consumir el vino. Sin embargo, la cuestión que te planteo ahora es: después de probar un vino, ¿tienes un criterio claro sobre si te gusta o no? ¿Somos capaces de emitir un juicio “objetivo” sobre la calidad del vino?

Antes de responder a estas preguntas es conveniente recordar la amplia evidencia existente que demuestra que el contexto social influye en el proceso de decisión de compra, incluida la fase de evaluación postcompra. No es lo mismo ir a comprar solo que acompañado, como tampoco es lo mismo ir a comprar un vino para consumir solo que para consumirlo acompañado. Quizás no es lo mismo valorar un vino uno solo que hacerlo en compañía.

Profundizando en esta cuestión, hace unos días leí un documento trabajo publicado por la Asociación Americana de Economistas de Vino - AAWE (American Association of Wine Economists) que ha despertado mi interés.

En este trabajo (1), los autores realizaron un análisis de 6.157 comentarios relativos a 106 vinos y enviados por los usuarios de la aplicación de vino Cellar Tracker. El resultado más sorprendente del estudio es que los resultados evidencian que las valoraciones de los usuarios están influenciadas por las valoraciones que han realizado otros usuarios con anterioridad. Específicamente, al inicio del periodo de estudio había 3.227 valoraciones que ofrecían una puntuación media de 89,6 para los vinos considerados. Doce meses después, y con casi el doble de valoraciones, la valoración media de los vinos considerados apenas había cambiado (89,52). Este resultado implica que las sucesivas valoraciones que hacen los usuarios convergen en gran medida con las previamente existentes, y pone de manifiesto que existe una clara influencia social en las propias evaluaciones de vino que realiza el usuario. Además, los resultados del estudio también indican que dicha influencia es incluso mayor que la influencia de las calificaciones que proporcionan los usuarios más expertos y de los precios del vino de forma conjunta. Finalmente, los resultados también evidencian la importante influencia que ejercen las primeras valoraciones sobre el resto, y que dicha influencia aumenta de forma gradual conforme aumenta la uniformidad de las valoraciones.

En particular, la importante convergencia en los juicios de los usuarios merece ser destacada por dos razones:
  • La valoración del vino se realiza una vez que el vino realmente se ha consumido. Dado que no hay dos personas iguales resulta muy sorprendente que los juicios de tantas personas diverjan tan poco.
  • La valoración del vino se realiza desde la aplicación, cuando a priori no existe una influencia social clara. Es decir, la valoración la hace el usuario cuando está solo y sentado cómodamente en el salón de su casa, e incluso en ese contexto parece que el usuario se deja influenciar por las opiniones de otros.

Si es casi imposible valorar un vino antes de probarlo ahora resulta que también parece difícil su valoración después de consumirlo.

A pesar de que vivimos en un mundo muy digitalizado, donde muchas personas prefieren hablar con amigos virtuales en Facebook que con sus vecinos, debemos reconocer el poder que ejerce el componente social en la valoración del vino. Además, dicho componente social modela la propia experiencia de consumo. No es lo mismo beber un vino con unos amigos cuando tu selección va ganado el partido del mundial que beber ese mismo vino cuando va perdiendo, como no es lo mismo beber un vino sólo que en compañía de tus amigos. Lo que parece menos comprensible es que para valorar el vino tengamos en cuenta no sólo la experiencia de consumo sino también la valoración del vino que hacen los demás.

Hace poco destacaba en el post sobre las cajas de vino la necesidad de educar al consumidor en su propio juicio. Aunque está bien dejarse asesorar por terceros, parte de la riqueza de la cultura vinícola es que uno tiene la libertad de discernir qué vinos le gustan más y qué vinos le gustan menos. Aunque parece que cada vez más estamos sometidos al poder de las opiniones de los demás recuerda que, en esto del vino, nunca debes perder tu propia identidad.

Un saludo,
Ricardo


(1) Referencia citada:

Gokcekus, O.; Hewstone, M. y Cakal H. (2014) “In Vino Veritas? Social Influence on ‘Private’ Wine Evaluations at a Wine Social Networking Site”. American Association of Wine Economists (AAWE) Working paper No. 153 Si quieres consultar este documento pincha aquí


La inversión en marketing, ¿es rentable?

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Uno de los grandes desafíos a los que se enfrenta el responsable de marketing de cualquier bodega es poder demostrar el retorno de la inversión en su departamento. De hecho, aunque cada vez más gente es consciente de la necesidad de invertir en acciones de comunicación y marketing para incentivar el consumo de vino, cuando las cosas van mal suele ser este tipo de inversión la que recibe un mayor recorte, lo que puede conducir a una espiral en la que, por invertir menos en marketing, las cosas van todavía peor. La reflexión que te planteo en este post es: la inversión en marketing que realiza una bodega, ¿es rentable?
Imagen-KPI
Dentro del proceso clásico de planificación comercial y de marketing – 1. Análisis de la situación; 2. Establecimiento de objetivos; 3. Diseño de estrategias; y 4. Evaluación, organización, implantación y control – probablemente la fase más olvidada de todas, pero quizás una de las más importantes, es la de control, en la que la empresa valora y diagnostica el grado de cumplimiento de sus objetivos. Supón una bodega que quiere lanzar una nueva referencia de vino blanco al mercado. Si la bodega aborda el lanzamiento comercial desde una perspectiva de marketing llevará a cabo un  proceso de planificación en el que, una vez analizada la situación, establecerá una serie de objetivos comerciales. Supongamos que estos objetivos se establecen en los siguientes términos: vender 10.000 botellas del nuevo vino y facturar 75.000 euros el primer año. A partir de ahí, se diseñará una estrategia comercial combinando todos aquellos elementos que componen el marketing mix de la bodega, y que incluyen desde el diseño del envase y la etiqueta hasta la presencia de la marca en redes sociales. Una vez puesta en marcha la estrategia y acabado el primer año (o incluso antes) se valorará el grado de cumplimiento de los objetivos. Para ello, de forma sencilla se contará el número de botellas vendidas y el dinero que hay en la caja. Si hemos vendido lo que nos habíamos propuesto habremos cubierto nuestro objetivo. Si no hemos alcanzado los objetivos será el momento de valorar en qué nos hemos equivocado o qué hemos hecho mal. Cabe incluso la posibilidad de que, haciendo las cosas bien, haya cambiado la situación de partida.

Para alcanzar los objetivos comerciales, las bodegas suelen asignar unos presupuestos a sus departamentos de comunicación y marketing. Siguiendo con el ejemplo anterior, supón que la bodega destina 4.000 euros para realizar actividades de comunicación, y que con dicho presupuesto se plantea acudir a un par de ferias en las que dar a conocer el vino, realizar una serie de presentaciones en vinotecas próximas a su área de influencia, hacer un par de anuncios en la prensa local y gestionar los perfiles en redes sociales de la nueva marca de vino. Si finalmente se cumplen los objetivos, pensaremos que la inversión en marketing ha merecido la pena. Pero, ¿qué ocurre si no se alcanzan los objetivos? ¿Qué debería hacer la bodega? ¿Acudir a más ferias? ¿Hacer más presentaciones en vinotecas? ¿Redoblar su presupuesto de comunicación y el esfuerzo en las redes sociales? O por el contrario, ¿debería recortar la inversión en marketing?

Para tomar la decisión más acertada, lo que el responsable de marketing debería hacer es valorar la rentabilidad de las decisiones comerciales que se han tomado. En el caso de actividades tradicionales como una feria o una presentación en una vinoteca siempre se puede medir el número de contactos comerciales y los pedidos que se han generado durante la celebración del evento o el número de personas que han acudido a la presentación, pero ¿qué ocurre, por ejemplo, con la presencia de la marca en las redes sociales? ¿En qué medida contribuye la creación y gestión de perfiles en Twitter y Facebook al éxito de la nueva marca de vino? ¿Es capaz el director de marketing de demostrar la rentabilidad de la inversión en tiempo, esfuerzo y dinero en las redes sociales?

Lamentablemente, no existe una fórmula mágica que permita valorar de forma inmediata la rentabilidad de la inversión en marketing. Además, no debemos caer en la tentación de pensar que la mera presencia de la marca/bodega en las redes sociales va a favorecer las ventas de forma directa. En este caso, lo verdaderamente determinante es la capacidad de la empresa para generar un vínculo con sus potenciales clientes que aumente el nivel de compromiso de los mismos hacia la marca, lo que en términos de marketing se conoce como engagement. El objetivo intermedio de la bodega, antes de centrarse en la ventas, debe ser gestionar la presencia en las redes sociales para aumentar dicho engagement. A tal efecto, resulta útil centrarse en los denominados indicadores claves de rendimiento (Key Performance Indicators -KPI-). Estos indicadores actúan como objetivos intermedios y son sobre los que debe pivotar la actuación de la empresa. Los KPI más adecuados en el caso de Twitter pueden venir determinados por el número de menciones que recibe la cuenta, el número de RT, el número de clicks que reciben los enlaces publicados, el número de favoritos que se recibe o el número de seguidores (reales). Es sobre estos indicadores sobre los que debe centrarse la atención. Lo que la literatura de marketing demuestra es que en la medida que aumenta el vínculo emocional del cliente con la empresa (que en términos prácticos supone aumentar el valor de los KPI anteriores) aumenta la intención de compra, lo que en última instancia puede tener un efecto positivo sobre las ventas o el grado de fidelización de los clientes.

El responsable de marketing que quiera demostrar la validez y el retorno de sus acciones comerciales debe controlar estos indicadores para, posteriormente, valorar su impacto sobre la capacidad de la empresa de generar ventas. Quizás un tipo de contenidos funcione mejor que otros o quizás haya alguna red social que para la bodega funcione mejor. Lo que se trata es de valorar y analizar de forma continua y permanente estas variables para, en última instancia, conseguir mejorar las ventas y la rentabilidad de la inversión.

Aunque en la actualidad los responsables de marketing de las bodegas están presionados por la necesidad de generar ventas (y que en última instancia constituyen el mejor KPI) no se debe olvidar que, para alcanzar dicho objetivo, la empresa debe manejar algunos indicadores y objetivos intermedios que permitan valorar la bondad de cada una de las acciones de marketing emprendidas. Sólo así se podrá demostrar la rentabilidad de la inversión en marketing.

Un saludo,
Ricardo


Los aromas del vino y el marketing

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Una tendencia de marketing que en los últimos años ha despertado el interés de académicos y profesionales es el marketing sensorial, que pone en valor la importancia que tienen los sentidos en el comportamiento del consumidor. En general, todo aquello que percibimos puede afectar a nuestro comportamiento, por lo que una adecuada estimulación de los sentidos, ya sea en el punto de venta o en la publicidad, puede ser vital para decantar la compra del consumidor en favor de un producto o de otro. Siendo el olfato uno de los sentidos claves en el proceso de cata de un vino, en este post te voy a presentar una campaña de marketing que, de la mano de La Rioja Turismo, pone en valor los aromas del vino.
Imagen-Marketing-Sensorial-Vino
Los seres humanos somos capaces de recordar el 35% de lo que olemos, frente a sólo el 5% de lo que vemos o el 2% de lo que oímos. Según Natalia González, especialista en neuromarketing sensorial: “los aromas estimulan directamente la parte límbica del cerebro, que es la zona responsable de las emociones, el placer, el humor, la sed y el hambre”. 

Algunos estudios avalan que los consumidores tienden a estar más receptivos y a dejarse llevar por sus emociones cuando “viven inconscientemente en el limbo” que provoca un ambiente perfumado. De hecho, numerosos comercios introducen en sus establecimientos una especie de “olor corporativo”, que busca generar una sensación placentera en el consumidor que le predisponga a comprar y a recordar dicha experiencia. Quizás, uno de los casos más conocidos es el de la cadena de ropa Abercrombie & Fitch, aunque también se ha utilizado el olor en otro tipo de establecimientos como Starbucks o Dunkin' Donuts.

En líneas generales, el marketing olfativo implica la utilización de olores y aromas en el ámbito comercial y de marketing, y descansa en el marketing sensorial, que busca activar los cincos sentidos y crear experiencias inolvidables y duraderas en la mente del consumidor.

Así, podemos definir el marketing olfativo como una herramienta de marketing basada en el empleo de los aromas en determinados espacios con el objetivo final de suscitar diferentes emociones, desde actuar positivamente en el ánimo de los consumidores hasta influir en el comportamiento, buscando generar un recuerdo de experiencia placentera y una asociación de la marca con un determinado aroma.

Precisamente, el marketing olfativo es el leitmotiv de una original campaña de comunicación que, de la mano de la agencia de viajes online Destinia y La Rioja Turismo, ha buscado trasladar a los viajeros del metro de Madrid los aromas del vino de Rioja.  

La campaña, que se llevó a cabo durante dos semanas del pasado mes de junio en diferentes estaciones del metro de Madrid, se basaba en una serie de carteles que, en torno al lema “Viajar a la riojana”, tenían incorporados unos dispensadores para que los viajeros pudieran evocar los aromas de una de las regiones vinícolas por excelencia.

Específicamente, cada soporte disponía de tres dispensadores que evocaban los aromas primarios, secundarios y terciarios de vino. Una idea interesante de esta propuesta es que para poder oler los aromas los usuarios debían “participar” de la publicidad, acercándose y pulsando los dispensadores. Además, se buscaba que los propios usuarios compartieran su experiencia en las redes sociales con el hashtag #viajaralariojana @Destinia, de forma que entre los participantes se sortearían varias noches de hotel en La Rioja para dos personas.

Las impresiones de los usuarios se han recogido en el siguiente video: 


Teniendo en cuenta que el olfato es nuestro sentido más desarrollado y que goza de una gran capacidad para influir en nuestro comportamiento (recuerda que está directamente conectado con el área del cerebro que se encarga de procesar las emociones y los recuerdos), ¿cómo no se nos había ocurrido antes utilizar los aromas de vino en una campaña de comunicación?

Un saludo,
Ricardo



Cuando los críticos de vino comparten crítica

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Mucho se ha hablado y escrito sobre la importancia de las guías de vinos y las puntuaciones que otorgan a los diferentes vinos que incluyen. De hecho, el primer post de este blog, hace ya año y medio, lo dediqué a presentarte los resultados de un estudio que ponía el acento en cómo las valoraciones de un mismo vino en diferentes guías españolas podía variar bastante en función de la guía que lo valoraba. En este post te voy a presentar los resultados de un estudio que, de forma sorprendente, pone de manifiesto la uniformidad de criterio entre las diferentes guías y críticos de vino americanos.
Imagen-Criticos-Vino-EEUU

Nadie pone en duda la importancia que las guías de vino tienen en el sector vinícola. Dadas las características particulares del vino, que se trata de un producto de experiencia dónde el consumidor no puede valorar su calidad hasta que lo ha comprado y consumido, las bodegas buscan reducir las asimetrías de información con el consumidor empleando todas aquellas estrategias de marketing que les permiten señalar al mercado la calidad de sus vinos.

En este sentido, las guías de vino y las valoraciones que hacen los críticos sobre los vinos incluidos en las mismas constituyen una evidencia muy importante para muchos consumidores en su proceso de elección. Su importancia es tal que incluso algunas cadenas de distribución, especialmente en Estados Unidos, sólo incluyen en su surtido aquellas referencias que han obtenido una puntuación mínima en determinadas guías.

Un aspecto esencial de una guía de vinos es el equipo de catadores o críticos que hay detrás. De hecho, es la confianza del consumidor en dicho equipo o crítico lo que resulta determinante. Si el consumidor piensa que determinado crítico (por ejemplo, Robert Parker) “sabe mucho de vino” y valora un determinado vino que vale 4 euros con 96 puntos, es que probablemente el vino merece la pena. Pero, ¿qué puntuación otorga a ese mismo vino otro crítico? ¿Debería ser consistente la valoración que sobre un mismo vino se hace en las diferentes guías de vino? Evidentemente, dado que en el proceso de cata de un vino influye tanto la experiencia, como los gustos y percepciones individuales del catador, no podemos esperar que exista uniformidad en las valoraciones que de un mismo vino hacen los distintos críticos.

En un intento por valorar el grado de acuerdo o desacuerdo entre las valoraciones de los vinos entre los diferentes críticos y guías del mercado americano, Eric Stuen, Jon Miller y Robert Stone han publicado recientemente un documento de trabajo (1) en la web de la American Association of Wine Economistsque compara la valoración de diferentes vinos de Washington y California en las cuatro principales guías de vino americanas: Wine Spectator (WS), TheWine Advocate (WA), Wine Enthusiast (WE) e International Wine Cellar (IWC).

Tal y como se observa en el cuadro adjunto, en general, y exceptuando el caso de Wine Enthusiast (WE) con relación a International Wine Cellar (IWC), las correlaciones entre las valoraciones de las diferentes guías son positivas y significativas, siendo en algunos casos (para determinados tipos de vino y entre determinadas guías) muy elevadas.
Imagen-Cuadro-Resultados

¿Qué quiere decir esto? Que existe un alto grado de consenso entre las valoraciones que los críticos hacen sobre un mismo vino. Admitiendo que la valoración no puede ser exactamente la misma, los diferentes críticos tienden a valorar el mismo vino de forma similar (tanto para bien como para mal).

Ya sabes que yo defiendo firmemente la necesidad de que el consumidor “aprenda” a emitir su propio juicio sobre el vino que consume. Para ello suelo evitar, en la medida de lo posible, dejarme llevar por las puntuaciones que las guías y críticos hacen sobre los vinos que consumo. Sin embargo, dada la amplísima oferta de vinos disponible y las propias características del vino como producto de experiencia, este tipo de guías pueden ser útiles durante el proceso de decisión de compra, al constituir un indicio que me puede dar alguna pista sobre los vinos que no conozco.

Ahora bien, lo que me ha quedado claro después de leer el documento de trabajo señalado es que, a partir de ahora, no hace falta que consulte las diferentes guías. Con una solo me basta. Tal y como titulo este post, “parece que los críticos comparten crítica”.

Un saludo,
Ricardo


(1) Fuente citada:
Eric T. Stuen, Jon R. Miller and Robert W. Stone (2014): “An analysis of wine critic consensus: a study of Washington and California wines”. American Association of Wine Economists (AAWE) Working Paper. No. 160. Economics. Puedes descargarlo pinchando aquí.





¿Cómo se cata en las guías de vino?

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La semana pasada publiqué un post sobre la elevada correlación existente entre las valoraciones que hacen las principales guías de vino de Estados Unidos sobre los vinos que incluyen. Un aspecto que resulta muy interesante es cómo se hacen dichas catas. Recuerda cuando hablábamos del post de neuromarketing. No es lo mismo catar un vino que tiene una etiqueta que reconoces y que te dicen tiene un determinado precio que catar el mismo vino sin dicha información. Por eso, esta semana me he preguntado: para que las guías de vino sean lo más honestas posibles, ¿cómo deberían catar los vinos?
Imagen-Botellas-Cata-Vino
Fuente: www.adictosalalujuria.com

Hace unos años, un enólogo de una bodega de Alicante me comentó que había estado comiendo con los catadores responsables de una de las principales guías de vino españolas. Habían venido a Alicante para catar los vinos de la zona y se había organizado una comida, informal, a la que había tenido la ocasión de asistir. Conociéndolo como le conozco, sé que dicha comida no pretendía crear un clima favorable para la puntuación que esperaba obtener de dichos catadores. Además, seguro que los citados catadores son profesionales y realizan sus valoraciones atendiendo, única y exclusivamente, a su criterio profesional con relación al vino que catan.

Sin embargo, los importantes avances que se han realizado en los últimos años en el ámbito de la neurociencia, y que algunos científicos e investigadores están trasladando al ámbito del marketing vinícola, evidencian que el proceso de cata está muy condicionado por la información de la que dispone el catador antes de realizarla. ¿Qué quiere decir esto? Sencillamente, que no es lo mismo catar un vino a ciegas, sin conocer su lugar de procedencia, bodega y precio, que conociendo todas o algunas de las variables anteriores. Hasta el más experto catador puede ver traicionados sus sentidos si dichas variables se manipulan adecuadamente. Recuerda que hay estudios en el sector del vino que avalan esta teoría.

Tras publicar el post de la semana pasada, observé un pequeño detalle en el que no había reparado: la política de cata de las diferentes guías incluidas en el estudio es muy diferente. A continuación, puedes ver la información disponible por parte de los catadores de las guías incluidas en el estudio (referido a la política de cata del año 2005):
  • Wine Spectator: En la cata no se conoce ni la bodega ni el precio del vino.
  • The Wine Advocate: En la cata se conoce el precio del vino y la bodega. Según su propia política "no acepta ni compensaciones ni regalos para las catas".
  • Wine Enthusiast: En la cata no se conoce el precio del vino pero sí la bodega.
  • International Wine Cellar: No proporciona información al respecto.
Evidentemente, cada guía tiene su propia política de cata. Cuando se catan 1.000 vinos al año o más, ¿las catas deben hacerse sobre vinos que compra la guía o sobre muestras que envían las bodegas? ¿Deben hacerse en las propias instalaciones de las Denominaciones de Origen que se visitan o en las propias bodegas? ¿O mejor en un laboratorio aislado de cualquier influencia externa? En general, ¿cómo deberían ser las catas de una guía? Lamentablemente no existe una respuesta mejor que otra. Al final, cada guía tiene su propia política de cata, en la mayoría de los casos pública y a disposición de cualquiera, y los expertos que catan los vinos actúan de acuerdo a los principios y procedimientos establecidos por la guía.

No debes olvidar que, al final, lo que resulta determinante es la reputación de la guía. Aunque una guía puede marcar tendencia, e incluso se dice que algunas bodegas elaboran los vinos de acuerdo a los gustos de determinados catadores (recuerda cuando se puso de moda el término de "vinos parkerizados"), si las valoraciones de la guía no se acercan a las del mercado la guía no tendrá futuro. Si las puntuaciones que otorga la guía no se aproximan a las que otorgaría el consumidor final, éste no la comprará ni seguirá sus recomendaciones en el futuro porque no se sentirá identificado con la misma.

Personalmente, y aunque reconozco que no tengo una opinión definitiva al respecto, pienso que sería muy interesante que las catas que se realizan para las guías fuesen a ciegas (en una copa que permita ver el vino pero sin información sobre la bodega y precio). Aunque no se corresponde con la realidad, porque el consumidor estándar nunca cata a ciegas (sabe el vino que compra o pide en un restaurante), un profesional que cata para una guía no es un consumidor estándar. Yo espero que ese profesional ponga en valor sus sentidos y su entrenamiento a la hora de valorar un vino, y no quiero que se deje llevar por influencias externas, como puede ser conocer la bodega o el precio del vino, y que le pueden predisponer en su valoración. Sin embargo, me da la sensación de que lo fácil es conocer dicha información, así no se comete el error de "valorar bien vinos que a priori no lo merecen", ni de "valorar mal vinos que a priori merecen una valoración mejor".

En cualquier caso, recuerda siempre que dicha valoración es simplemente una opinión personal sobre el vino, y que esa información tampoco te debe condicionar a ti. Si no lo deben hacer el origen, la bodega o el precio, ¿lo va a hacer una guía de vino?

Un saludo,
Ricardo

En verano, no te olvides del vino

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El tiempo pasa volando y ya tenemos a las puertas el mes de agosto. Con ello, para los más afortunados, la ocasión de desconectar del trabajo e iniciar unas bien merecidas vacaciones. Como sabes, este blog también descansa en agosto, pero no quiero despedirme sin hacer un pequeño balance sobre la marcha del blog.

Imagen-Blog-Marketing-Vino

Fundamentalmente, te quiero transmitir mis buenas sensaciones sobre la marcha del blog. Aunque cuesta mucho ser fiel a la cita de los miércoles y compaginar lo que es simplemente una afición con mis obligaciones familiares y profesionales, el esfuerzo merece la pena. Todo el feedback que recibo a través de los comentarios del blog, a través de las redes sociales (Twitter, G+ y LinkedIn) e incluso a través del correo electrónico es muy positivo. Saber que estás ahí leyendo el blog me anima a seguir escribiendo semana a semana.

Por si fuera poco, las cifras de lectores y de suscriptores del blog no paran de crecer mes a mes. Incluso he recibido ofertas de corte profesional, tanto para colaborar en otros blogs, como para publicar post patrocinados o impartir conferencias. Como me hacía ver mi amiga Iza Swiecicka, de la revista digital sobre los vinos de Alicante La bodega alicantina, el éxito del blog es tal que incluso algunas de mis entradas son utilizadas en otros blogs y portales de temática similar. Sinceramente, todo lo que sea divulgar el contenido que aquí se trata es bienvenido. Eso sí, al menos agradecería un enlace a la fuente original ;-)

Por otro lado, también te quiero comentar que el blog no está exento de críticas. Como dice alguien por ahí, "si cuando dices algo nadie se molesta es que no has dicho nada". Yo pienso que se pueden decir muchas cosas sin tener que molestar a nadie, pero también soy consciente de que algunas de mis opiniones no son compartidas por determinadas personas del sector vinícola. Asumo que mi particular forma de entender el vino y el marketing vinícola puede no ser del agrado de todo el mundo. Con algunos he tenido la ocasión de debatir e intercambiar opiniones sobre algunos temas puntuales, lo cual siempre es enriquecedor. Con otros simplemente he leído sus críticas más o menos explícitas. A estos últimos les recuerdo que este blog fue creado con fines divulgativos y, sobre todo, para dar a conocer mi punto de vista sobre el marketing vinícola.

Sólo una cosa más antes de despedirme. Sabes que nunca te recomiendo ningún vino, pero en esta ocasión sí te recomiendo que consumas vino. No te olvides que enverano también es una buena ocasión para tomarlo. Si no te apetece un tinto, pues que sea un blanco, un rosado, un espumoso, un combinado o incluso en helado. Que sí, que también se puede. 

Recuerda que en esto del vino, tú tienes la última palabra.

¡Gracias por leerme y nos vemos en septiembre!

Un saludo,
Ricardo



La interprofesional del vino y los excedentes vinícolas

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¡Bienvenido de nuevo al blog tras el paréntesis vacacional! Aunque han pasado muchas cosas en el sector vinícola desde el inicio del verano voy a aprovechar este post para destacar dos que, a mi juicio, merecen especial atención por su trascendencia: la creación de la organización interprofesional del vino y la gestión de los excedentes vinícolas de la campaña anterior. Aunque puedan parecer cuestiones distintas tienen un nexo de unión.

Imagen-Vendimia
Fuente: http.//www.heraldo.es

La Organización Interprofesional del Vino Español (OIVE)


Este mes de agosto el sector vinícola ha visto nacer la tan demandada Organización Interprofesional del Vino Español (OIVE). Aunque algunas voces muy autorizadas del sector vinícola ya han expresado su punto de vista a este respecto (te recomiendo especialmente los artículos de Salvador Manjón y de Javier Escobar de la Torre) quisiera destacar aquí mi propia valoración sobre la misma.

En particular, tengo la sensación de que comienza a haber una proliferación de entes y organismos en el sector vinícola que debería invitarnos a reflexionar. Siempre he considerado que es mejor concentrar los esfuerzos en un único organismo que dispersarlos entre múltiples entidades. A la larga éstas siempre terminan solapándose en sus funciones y elevando los costes globales de funcionamiento. En cualquier caso hay una cosa cierta: el futuro de la interprofesional sólo lo marcara su actuación. Si se delimitan adecuadamente sus funciones, su estructura de funcionamiento y se le dota de un presupuesto adecuado para desarrollar sus actividades se habrá dado un importante paso adelante.

Especialmente, entre sus funciones se ha destacado la creación de un panel de información sobre el consumo de vino que permitirá “conocer la evaluación de las pautas de consumo, del precio con que llega al consumidor o del volumen consumido”. Desde el Ministerio de Agricultura se apuesta porque este panel aporte transparencia y ayude a los operadores a definir sus estrategias comerciales. Habrá que verlo.

La gestión de los excedentes vinícolas de la campaña anterior


Como ya te anticipaba en las redes sociales, lo que a principios de año eran campanas al vuelo porque España se había convertido en el primer productor de vino del mundo (y que luego la revisión de las estadísticas nos llevó al segundo puesto) se ha convertido en pocos meses en un problema: el consumo interno y las exportaciones no han sido capaces de absorber todo el vino producido en la campaña anterior. La solución adoptada tras una campaña récord (53 millones de hectolitros) ha consistido en un acuerdo para la entrega de 4 millones de hectolitros a los destiladores para la obtención de alcohol para uso de boca (vinos y alcoholes para aguardientes), sin ayudas públicas, y que no ha sido suficiente para calmar a gran parte de los viticultores que han apostado por la cantidad frente a la calidad y los rendimientos más reducidos que asumen los productores de otras áreas geográficas.

Esta destilación “de crisis” (por cierto, curioso nombre) ha sido adoptada como una solución que debe entenderse como puntual. O se reestructura definitivamente el viñedo para producir menos vino (de más calidad y mayor precio) o se vende y se consume más. Si no se hace así se corre el riesgo de convertir el vino español en una suerte de commodity.  

Con una marcha más que razonable de las exportaciones quizás es hora de ponerse a trabajar en el mercado interno, y es aquí donde habrá que ver si la interprofesional cumple su cometido. Si el panel de información va a “ayudar a los operadores a definir sus estrategias comerciales”, es necesario que de una vez por todas se gestione la pronunciada desaceleración del mercado interno en los últimos años: Cada vez se bebe menos vino (aunque se mitigue parcialmente con un mayor precio) y es en esta variable donde se debe poner el acento.

Las previsiones de la cosecha para este año son moderadas (unos 40 millones de hectolitros) y muchas bodegas no se verán sorprendidas con largas colas de tractores a sus puertas. Además, se anticipa una gran calidad en casi todas las regiones vinícolas españolas. Espero que el sector haya aprendido la lección.

Un saludo,
Ricardo

¿Qué tienen en común un vino y un piano?

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La semana pasada tuve la ocasión de asistir al seminario sobre winebranding MarcaVi que se celebró en Figueres en el marco de la XXX Muestra del Vino de L'Empordà. Invitado por Pau Canaleta, impartí una de las conferencias junto a Laura Masramon, Maite Corsín, el propio Pau Canaleta, Ramos Justes y el experto mundial en marketing de vino Paul Wagner. Aunque la jornada sólo duro un día, las conclusiones del mismo permanecerán en mi mente durante mucho tiempo. En este post quiero compartir contigo algunas de ellas.

La primera reflexión la debo realizar sobre el público asistente. Con un aforo bastante notable, el público provenía de numerosos negocios en torno al vino: bodegas, intermediarios, agencias de comunicación especializadas en vino, rutas de vino, etc. En general, y aunque había de todo, pude observar a un público joven con muchas ganas de aprender, de formarse y de hacer las cosas de otra manera. Especialmente, recuerdo una conversación con un joven que representa la tercera generación familiar en la bodega. Él y su hermano han tomado las riendas de la misma y, actuando a modo de hombres orquesta, han transformado una bodega que hace unos años vendía vinos a granel en una bodega que en la actualidad embotella uno de los vinos más rompedores del mercado. Sin duda alguna, tengo la sensación de que el futuro del sector está en buenas manos y puede tener un futuro muy prometedor.

En segundo lugar, quiero compartir contigo algunas de las reflexiones que he sacado de las diferentes conferencias que componían el programa. La primera fue impartida por Pau Canaleta, que nos habló de diferentes estrategias low cost para ayudar a posicionar una marca de vino. En una coyuntura como la actual, con unos presupuestos tan restringidos, toca darle a la imaginación y optar por herramientas y estrategias que ayuden a posicionar una bodega sin hacer grandes inversiones ni desembolsos.

La segunda conferencia, que yo mismo impartí, estaba dirigida a considerar laimportancia que tienen los blogs de vino y las redes sociales dentro de la estrategia de comunicación de una bodega. Aunque ya te he hablado de ello en algún post anterior, en las próximas semanas prometo retomar este tema y presentarte algunas de las ideas y conclusiones que compartí en el seminario.

La mañana la cerraron dos intervenciones. La de Ramón Justes, director de imagen y comunicación de Bodegas Enate, que nos habló sobre la forma de posicionar una marca de vino y las estrategias y herramientas que utilizan a tal efecto desde esta bodega. Por su parte, Laura Masramon cerró la mañana poniendo en valor la importancia de la cata persuasiva y en cómo poder mejorar dicha experiencia sensorial.

La tarde comenzó con la conferencia de Maite Corsín, que nos habló sobre el nuevo consumidor de vino y la importancia de conocer adecuadamente su proceso de decisión de compra.

Finalmente, el seminario se cerró con la ponencia de Paul Wagner, presidente de Balzac Communication & Marketing y uno de los mayores expertos a nivel mundial en el ámbito del marketing del vino. A parte de hacer una radiografía del mercado del vino en EE.UU., Paul apuntó algunas claves que deben hacernos reflexionar. Me quedo con dos:
  • "¿Cómo te pueden gustar Beethoven o Elton John si no sabes cómo se hace un piano?". Con esta analogía, Paul explicaba la situación del mercado vinícola en España y la apuesta de tantas y tantas bodegas por poner en valor el terruño sobre el que se asientan sus viñas, su historia u origen familiar, para tratar de impresionar al consumidor. A la mayoría de consumidores eso les da exactamente igual. Lo único que quieren es disfrutar y pasar un buen rato bebiendo vino. Igual que para disfrutar de la música no necesitas saber cómo se construye un piano tampoco necesitas saber cómo se ha elaborado un vino para disfrutar de su consumo. No se trata de impresionar al consumidor, sino de seducirlo. O apelas a sus emociones o el consumo de vino no remontará nunca en España. 
    Imagen-Paul-Wagner-MarcaVi-2014
    Paul Wagner en MarcaVi 2014
  • ¿Por qué los jóvenes españoles no beben vino mientras esta bebida es muy popular entre los jóvenes de EE.UU.? Por su necesidad de explorar. Mientras que los jóvenes de EE.UU. buscan vinos internacionales (ya sean franceses, españoles o del nuevo mundo) como una forma de descubrir y beber lo que no bebieron sus padres, parece que los españoles no beben vino porque precisamente buscan romper con lo que hacían sus padres y abuelos, que era beber vino. Además, y todavía más importante, los jóvenes de EE.UU. se acercan al vino sin prejuicios ni etiquetas. Simplemente experimentan y prueban aquéllos vinos que les gustan, sin pararse a pensar si por no coger la copa adecuadamente o no acertar con el vino que mejor marida con el sushi se les va a pasar una "factura social". Lo prueban, si les gusta siguen y si no cambian. En España hace falta una mente más abierta alrededor del mundo de vino y romper las etiquetas y clichés que todavía alejan a los jóvenes de esta bebida. Una vez más, menos impresionar y más emocionar.
Y termino por donde empezaba. Quizás esta nueva generación de jóvenes bodegueros que comienza a tomar las riendas de muchas bodegas sea capaz de hacer esta lectura y contribuir a que los jóvenes, y no tan jóvenes, se suban de una vez por todas al carro del consumo de vino.

Muchas gracias a todos los asistentes al seminario y, especialmente, a Pau y Laura.

Un saludo,
Ricardo
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